Monstruoso y brutal el asesinato de los sacerdotes jesuitas


Lo bueno… Lo malo…

Malo, pésimo, monstruoso, brutal es el reciente asesinato de dos longevos sacerdotes jesuitas, al parecer a manos de integrantes del crimen organizado, en el interior de la iglesia de Cerocahui, Chihuahua.

Desde luego la indignación por este artero crimen ha corrido como reguero de pólvora no solo en nuestro país, sino acaso en el mundo entero.

El Papa Francisco ha protestado también por este asesinato sin nombre o, mejor dicho, sin calificativos.

El preciso ha dicho que habrá investigación completa. ¿En los demás casos la investigación NO es completa? Vaaarrrgaaasss, dame un abrazo, no balazos. ¿Será que los sicarios son sordos de nacimiento?

La comunidad jesuita ha emitido un comunicado que si nuestro editor lo permite transcribimos completo:

Ciudad de México, 21 de junio de 2022.- Los jesuitas de México, con profundo dolor, denunciamos el homicidio de nuestros hermanos Javier Campos Morales, S.J. y Joaquín César Mora Salazar, S.J., ocurrido el día de ayer dentro del templo de la comunidad de Cerocahui, Chihuahua.

Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas.

También demandamos que de forma inmediata se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar la vida de nuestros hermanos jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.

Hechos como estos no son aislados. La sierra tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas. Todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos.

Los jesuitas de México no callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales, educativas y sociales.

Al denunciar lo ocurrido hacemos notar también el dolor que vive nuestro pueblo por la violencia imperante y nos solidarizamos con tantas personas que padecen esta misma situación, sin que su sufrimiento suscite empatía y atención pública.

Confiamos que los testimonios de vida cristiana de nuestros queridos Javier y Joaquín sigan inspirando a hombres y mujeres a entregarse en el servicio a los más desprotegidos.

Descansen en paz.

Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.

Ya es de todos sabido, los cuerpos fueron hallados y ya inician señalamientos de responsables, que al parecer mataron a esa persona dentro del templo y los sacerdotes que intentaron cumplir su misión de auxiliar a quien lo necesite, también fueron ultimados y sus cuerpos llevados lejos, en un intento de hacerlos desaparecer.

Ojalá que las autoridades que investigan y tienen el deber, por mandato de ley, de castigar a los culpables de este crimen no hagan suyo el deseo de la comunidad jesuita para que sus hermanos descansen en paz, como tantos otros crímenes, expedientes y autoridades que duermen el sueño de los injustos. ¿Ayotzinapa y anexas?

En esta ocasión no puedo irme corriendo porque las lágrimas de indignación ante este crimen pueden hacerme resbalar y caer, cuán largo soy, al piso. Pero en cuanto me tope, con la Gordis, le voy a pedir abrazos dulces y tibios, no cacerolazos. ¿Era esa la palabra? Uay, ni se la digan.