El T’alkú de la Tía Juana


*El PRI saldrá del hueco?

*La herencia de Renán

*El tío Chupi le cumple a la Tía Juana

Por Rafael Mis Cobá

Mientras el tío Chupi se preparaba para escarbar el hueco y hacer feliz a la escultural Tía Juana enterrándole el pib en Chikindzonot, como parte del ritual del janal pixán que se practica en esta comunidad maya, el travieso sobrino pasaba serios apuros acá en la ciudad para llegar al paradero de autobuses y abordar la unidad que lo llevaría a visitar a sus amados parientes.

Montado en su destartalada bicicleta, el sobrino cabeza de “lec” salió de su casa de Pacabtún rumbo a la terminal bajo tremendo aguacero y casi de milagro llegó sano y salvo a su destino, ya que pudo esquivar los cientos de baches que encontró en su trayecto y de esa manera evitar caer en uno de los tantos hoyancos que adornan las calles meridanas.

Tras abordar el colectivo y luego de tres horas de viaje, por fin arribó a Chikindzonot y tan pronto divisó a la hermosa y aromática mestiza, el travieso sobrinín no pudo contener sus emociones y se abalanzó sobre ella para abrazarla efusivamente sin importar tirar la albarrada donde se recargaba la Eva del Mayab.

–“¡Mejenkizín” sobrino, me aplastas mi “chuchú!”, reclamó airada la tía Juanita, lanzando una tanda de “uasc’opes” al insolente sujeto, aunque sin lograr atinarle a su redonda cabeza.

–¡Tiita, es que tanto tiempo sin verte me altera el corazón y no me puedo contener!

–Pues más te vale estar calmado o te aquieto a “uasc’opazos”.

–Tranquila Juanita, acuérdate que la estrategia es: abrazos, no balazos.

–“Maare”, sobrino, hasta pareces de la cuatro T.

–No me confundas tía, que soy del PRI.

–“Uay”, sobrino, si ese partido está prácticamente muerto.

–Te equivocas tía, ahora es nuestro tiempo de renacer.

–¿Acaso cambiará de nombre tu partido, de estatutos, de dirigentes? ¿Por fin se irá Alito?

–No, tía, Alito se queda y a partir de ahora entrenará fuerte por los próximos rounds que sostendrá con Fernández Noroña en el Senado.

–“Uay”, sobrino, eso es peligroso, porque si llegan a los golpes, Alito puede estropear su rostro. Imagínate un jab de Noroña en plena cara, le puede salpicar todo el botox que le infla su carita.

–Es el riesgo por defender la Patria, tía.

–¿Y Gaspar, sobrino?

–Bien, gracias.

–Entonces, “mejenkizín”, si no hay cambios en el PRI, de dónde sacas que renacerá tu partido?

–Tía, acuérdate que en finados reviven los muertos, así que chance el PRI salga del hueco, ahora.

–Deja de hacerte el chistoso “mejenkizín”, y si de huecos hablas, esos son los que abundan ahora por todas partes.

–Qué comes que adivinas, tía. En Mérida, hay tantos baches, anchos y profundos, que podrían aprovecharse para enterrar los pibes.

–Oye sobrinín, pero mi comadre Ceci está haciendo enormes esfuerzos por resolver el problema y en poco tiempo ha avanzado mucho.

–Sí, tía, lo único malo es que las calles de la ciudad están en pésimas condiciones y apenas tapa un bache y aparecen 10 más.

–¿Y qué hizo Renán durante 9 años, acuérdate que tres veces fue alcalde de la ciudad?

–Robó…

–¡Sobrino, esa es una acusación muy grave contra Reni!

–Es que no me dejaste terminar, tía. Robó los reflectores.

–¡¿Cómo, también se robó las luminarias?!

–No tiita, dije que Reni se robó los reflectores, o sea, la atención, el protagonismo, el show, se robó todo lo que pudo durante 9 años.

Ante tal respuesta, La tía Juanita aparentemente confundida se quedó con la duda si el travieso sobrino dijo otro de sus chistecitos o esta vez no faltó a la verdad.