Dignificar a los pueblos indígenas


Lo bueno… Lo malo…

Por Mariano Quintal Yam

Bueno es que el pasado 9 de agosto se haya recordado, a nivel internacional que existen los pueblos indígenas.

Malo, que los esfuerzos que hacen las demás personas, en todas partes del mundo, incluidas las autoridades, no sean suficientes, no solo para llevarles bienestar, sino para que recobren su DIGNIDAD, y esto lo dice la columneja con conocimiento de causa, porque con orgullo quien aporrea las teclas de la computadora, para escribir estas letras, pertenece a ese pueblo originario, los mayas que habitan en este hermoso jirón de la tierra mexicana.

Yucatán tiene a 519,167 hablantes de lengua maya. Somos el tercer estado del país, detrás de Oaxaca y Chiapas, con mayor número de habitantes mayas. Ancestral y orgulloso pueblo, admiración del mundo entero por sus conocimientos en matemáticas, arquitectura, astronomía y su bonhomía, palabra que significa afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento, pero miren el triste destino que luego de la conquista española los mayas devinieron en grupo en situación de vulnerabilidad, al que define así la Cámara de Diputados:  persona o grupo que por sus características de desventaja por edad, sexo, estado civil, nivel educativo, origen étnico, situación o condición física y/o mental; requieren de un esfuerzo adicional para incorporarse al desarrollo y a la convivencia. ¿Eso tendrá algo que ver con la dignidad?

Niños con mirada triste, apenada, cuando en mis recorridos por nuestros municipios, en sus escuelas, les hablo en su lengua natal y tras mirarme con cierto asombro se niegan a responder, con pena, quizá vergüenza.

Esto podría evidenciar que la niñez maya necesita recibir una educación con pleno respeto a las personas que integran los pueblos originarios, en su propia lengua, para retornar a la dignidad que todo ser humano tiene, sin importar su condición humilde, pero…

Bueno será que en un día no muy lejano las y los servidores públicos –y la sociedad en general- cumplan con su labor de servir a cabalidad a los grupos más desprotegidos, como lo son quienes integran los pueblos originarios y por decir lo menos, que NUNCA carezcan de lo esencial, no solo en su devenir, sino que en ocasiones un hablante maya no puede solicitar un servicio a los entes de gobierno, primero porque las y los servidores públicos no entienden la lengua maya y el maya hablante no entiende el español. Y en la dependencia de la que se trate no hay un intérprete para dar el servicio que se requiera.

No solo Felipe Carrillo Puerto, hubo otros gobernantes que intentaron hacer lo mejor, por los mayas de Yucatán, por ejemplo, Salvador Alvarado, y más p’acá Francisco Luna Kan.

Actualmente hay grupos mayas que están siendo despojados de sus tierras, o parte de ellas, de acuerdo a publicaciones de Mis-Noticias o a las denuncias interpuestas en materia agraria.

Se habla, ante el advenimiento de nueva administración gubernamental, del renacer maya. ¿Será?

Ojalá sea.

Bueno es que Kamala Harris esté descontando la ventaja de Donald Trump en la contienda electoral por la presidencia de Estados Unidos.

Pésimo que el electorado de esos rumbos decidiese entronizar a un delincuente, recuérdense los problemas legales de Trump. Lo más terrible, podría decirse, fue utilizar la violencia para revertir el resultado de las elecciones y así seguir como presidente de su país…

Roguemos pues que el electorado decida decirle nones a un candidato delincuente, porque se conoce ya su naturaleza por mandar al averno a las leyes ya establecidas, para sacar provecho él, en el caso supuesto de llegar a la presidencia, ¡qué no hará para imponer su santa voluntad y no las leyes!, y conste que eso de santa nada tiene que ver con la iglesia.

Excelente sería que dos mujeres vecinas pudiesen llevar a cabo una política con alteza de miras, para servir a México y a Estados Unidos si Kamala logra dejar atrás, con apoyo de su pueblo, las pretensiones de dominio y poder de aquel Donald, no el de Disney…

Veremos.