Amor y respeto para nuestros ancianos y ancianas


Vía y cruces de los derechos humanos

El 15 de junio está considerado como el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.

Alguien podría preguntar: ¿Habrá alguna persona que abuse o maltrate a una anciana o a un anciano, sobre todo si se trata de nuestros propios parientes, padres, madres, abuelos etc.?

Quizá en tu hogar no haya un maltratador así estimado lector, pero sí se dan estos casos de abuso en contra de las personas que ahora decimos de la tercera edad. La Real Academia Española define la palabra anciano, anciana, como una persona de mucha edad, así que no hay nada de malo en utilizar el calificativo, excepto cuando se le da una connotación despectiva.

Si en tu hogar las personas ancianas son tratadas bien, te felicito, pero no olvidemos que en el mundo existen alrededor de mil millones de personas ancianas, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas y se estima que en el 2030 esta cifra aumentará en un 38% lo que significa mil 400 millones. La proyección de este sector de la población podría duplicarse en el año 2050.

El mismo organismo estima entre uno o un 10% de ancianos que sufren de maltrato o discriminación o abandono no solo por parte de la sociedad en general, sino en el seno de sus propios hogares.

Este problema social, el maltrato a las y los ancianos tiene que resolverse con base en los valores que tenga el ser humano y evitar los conflictos de valores que hacen que la humanidad recurra a lo que algunas personas señalan como antivalores, es decir que a cada valor se antepone un antivalor, como en la ley de Física que señala que a toda fuerza se opone otra en sentido contrario es decir que a la honestidad se opone la deshonestidad a la empatía la antipatía, a la bondad la maldad, etcétera.

Cada persona decide por sí misma si ha de ser un ente con valores o con antivalores. Quienes están en esta última categoría maltratan a quien tengan enfrente, incluida su propia familia, y hacen de ancianos y ancianas sus víctimas, sin importarles cuánto les deben si se trata de sus propios padres o abuelos.

Algunas personas que no quieren atender a quien está perdiendo la memoria o alguna de sus facultades, vista, oído, o tienen un andar cansino, las maltratan, de palabra o físicamente y esos perpetradores del maltrato hacia los ancianos, se olvidan, según el caso que esas personas los alimentaron cuando eran dependientes, les dieron educación y los hicieron gente de bien y ante la regresión que tienen las y los ancianos, optan por enviarlos a un asilo, si tienen los recursos económicos, o simplemente los dejan abandonados a su suerte.

En otras ocasiones, esos hijos, o demás parientes o no parientes, despojan a estas personas de lo poco o mucho de valor que pudieran tener.

Es fácil decirlo, pero nos olvidamos de los dolorosos sentimientos de nuestros ancianos cuando son objeto de abuso, reitero, físico o moral. Y más doloroso cuando ese abuso parte de personas a quienes ellos aman entrañablemente

No olvidemos que esta injusta condición que sufren las personas ancianas se ve recrudecida ante el embate de la pandemia debida al Coronavirus-19.

La humanidad todavía tiene mucho que aprender, sobre todo en el trato amable, empático que hemos de darle a las personas que conforman los grupos vulnerables, como lo son las y los ancianos y otros más, no solo en un día como este 15 de junio, sino durante todos y cada uno de los días de su existencia.

No recarguemos las cruces que tienen que soportar nuestros ancianos, mejor alfombremos su vía con nuestro amor, comprensión, y respeto absoluto a sus derechos humanos.