Lo bueno… Lo malo…

Bueno, muy bueno que se haya festejado a los padres, en su día, ya que como a la madre, también al padre se le tiene harto cariño, como se dice por ahí…

Lo malo es que haya muchos padres que no saben serlo y piensan que hijas e hijos son entes que no saben, que no entienden y que para poder “educarlos” hay que ser autoritario, impositivo y “si el caso lo requiere” echar mano de la chancla o del cinturón.
Esta columneja manda un cálido y sincero abrazo a los padres que son muy machos, entendiendo este término como hombría que la Academia de la Lengua Española define como cualidad de hombre y en la segunda acepción dice que es cualidad buena y destacada de hombre. De hombría de bien dice que es probidad, honradez.
Y en la modesta opinión de este escribidor se necesita ser muy hombre, para no dejarse en manos de la violencia, lo que implica la ley del más fuerte. Y hay que tener mucho valor, para educar con el buen ejemplo, que es cuando más aprenden niñas y niños. Si les das malos ejemplos, a buen seguro que seguirán por ese camino, si les das buenos ejemplos, podrían seguir la senda del bien.
En pocas palabras, va de nuez: nuestras cálidas felicitaciones a los padres muy padres que saben regar amor en su camino, no solo para los hijos e hijas, sino para cuanta persona se cruce por su senda. A esos reconozcámosles su hombría de bien… su cualidad de buen padre.
Malo, muy malo que Miguel Fernando Anguas Rosado, autor, del conocido “amparo Grinch”, aquel personaje que odiaba la Navidad, promovido –el amparo, no El Grinch- desde el 2020, haya decidido retirarlo, según dijo, por una serie de amenazas y mensajes de odio, reiteró, que recibió no sólo en contra suya sino también de su familia.

Se dijo que el Frente Nacional por la Familia y la Red Pro habrían difundido mensajes para infundir miedo, porque si se aprobaba el amparo se prohibirían las peregrinaciones y todas las manifestaciones religiosas fuera de los templos.
La petición de amparo se originó en Chocholá, Yucatán en diciembre del 2020, pero fue sobreseída, por el Juzgado de Distrito, porque el nacimiento fue retirado al cesar el tiempo de celebración y el fondo era impedir el uso de instalaciones, espacios y recursos públicos para la instalación de los nacimientos que se acostumbran en Navidad. El quejoso pidió revisión.
Según ha trascendido el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá se proponía conceder el amparo, con lo que se prohibiría la colocación de adornos y el nacimiento con recursos públicos. El Ministro considera que con este tipo de decoraciones se viola la libertad religiosa y la pluralidad ideológica.
Muy bueno que por el momento la sangre no haya llegado al río. Esto lo señala esta columneja porque a buen seguro que habrá otros intentos para evitar esas manifestaciones de fe de la grey católica.
Y eso, a nuestra manera de ver representa un riesgo para la paz pública.
Si en la Primera Sala en la que se ventilaba, el asunto se aprueba por mayoría de tres votos, el municipio demandado será el único obligado a cumplir en los términos del amparo concedido.
El riesgo es que, si el amparo es concedido por cuatro votos, como se dice por ahí, o mandan los cánones, automáticamente se sentará una jurisprudencia que será aplicable en todo México, que todavía conserva en su memoria el enfrentamiento religioso que todos conocemos como la Guerra Cristera, Guerra de los Cristeros o Cristiada que le costó al país un cuarto de millón de vidas. Y todo por las protestas contra la conocida Ley Calles que acotaba a la religión católica, dominante en nuestro país. ¿Recuerdan a Plutarco Elías Calles?
¡Cuidado, porque sacudió el avispero!
La Guerra Cristera fue un movimiento que brotó de lo más profundo del sentir de todo un pueblo y una revuelta que duró tres años.
Por de pronto, la Conferencia del Episcopado Mexicano se pronunció en contra de la prohibición de nacimientos o cualquier tipo de adorno o signo alusivo a la religión en espacios públicos, pagados con recursos del erario.
Prudencia y respeto son dos palabras que hay que observar cuando de aplicar la ley se trata y no olvidar, de ninguna manera lo que se mandata en el Artículo 3º. de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público respecto a la laicidad del Estado mexicano y que éste ejercerá su autoridad sobre toda manifestación religiosa, individual o colectiva, solo en lo relativo a la observancia de las leyes, conservación del orden moral y públicos.
Hagamos votos para que las cosas no se salgan de control.
Bueno que respecto a la observancia de las leyes, tirios y troyanos han considerado que las y los aspirantes a la candidatura por la Presidencia de la República, han arrancado sus precampañas políticas de acuerdo a las leyes que norman esa actividad.
Nada más falso porque todo el mundo está consciente que desde inicio del presente año, o antes, ya se mencionaba a las y los aspirantes como las “corcholatas”, evidenciando una total falta de respeto a la persona, a todas ellas, para ser precisos, que podrían estar sentados, en la silla presidencial. Pancho Villa estuvo sentado en ella y dijo que esa silla cambiaba a las personas. ¿Será que lo dijo? ¿Será que cambia a las personas?
Lo importante será que, si alguno de los aspirantes a la Presidencia de la República llega a la tan anhelada Silla Presidencial, ésta lo cambie en una persona respetuosa de las leyes y no siga por el camino de vulnerarlas, porque eso “me llevó al triunfo”. Y empiece a pensar como Luis XIV el rey de Francia, o alguien más cercano que piensa que es un destapador: “El Estado soy yo”. L’État, c’est moi, en la lengua original del mandatario que pensaba a pie firme que estaba por encima de la ley, merced a un derecho divino que lo había llevado a ser rey de su país.
¿Buen ejemplo de para qué sirve la ley, buen inicio, de campañas o precampañas electorales?
Mis dos lectores tienen la palabra.