¿Quién es, dónde vive y de dónde vino?


El comentario


¿Quién es, dónde vive, de dónde llegó? Esas y más preguntas nos hacemos (no todos), cuando vemos deambular por las calles a un ser humano convertido en indigente, pero es muy raro que alguna persona “normal” se interese en esa persona que seguramente, tiene una historia para contar.

El columnista en su tarea periodística, ha tenido la oportunidad de entrevistar a varios “vagabundos” y hasta a quedado constancia en las páginas de algún medio de información. Historias diversas que van desde una grave injusticia, hasta el abandono de la persona amada; pero no siempre el alcoholismo ha sido la causa en los casos que se han podido conocer.
Ya son varias las personas en situación de calle en nuestra ciudad de Mérida, pero eso no parece interesar a nadie; es más, se prefiere dar de comer y hasta adoptar a un animalito callejero, que a un humano venido a menos, muy a menos; tanto,   que buscan sus alimentos y lo que beben, en los depósitos para basura peatonal regularmente; aunque de vez en cuando, alguien de buenos sentimientos, les obsequia algo apropiado para comer y beber,  pero igual les ponen en la muy sucia mano, unos pesos.

Cinco, diez, veinte? La verdad no tengo idea, pero estoy seguro que no son pocos y de que no se tiene un censo sobre el particular. De todos esos seres humanos, uno llama particularmente mi atención desde hace al menos 20 años. Alto, delgado, piel morena y demasiado esquivo, pero ni grosero y mucho menos agresivo.
Se la ve por el “Centro Histórico” caminando y caminando siempre en silencio y la mirada al frente; no había, no saluda, no sonríe, solamente camina y camina, a veces hasta descalzo y con ropa muy gastada.
Cierta vez lo invité a desayunar y luego de tomar los alimentos, se retiró sin decir nada. En otra ocasión lo quise entrevistar y con su mirada me pidió no molestarlo y le brindé mi respeto.

Poco he podido saber de él: camina muchos kilómetros al día y al parecer, viene del municipio de Umán hasta el centro de Mérida y luego de varias horas, se regresa; día tras día. Cuando lo vi por vez primera, tal vez tenía 30 años y su larga y ondulada cabellera, lucía totalmente negra; hoy a lo mejor no alcanza las 6 décadas, pero ya pinta muchas canas; pero eso sí, continúa su incansable rutina.
Me lo encontré camino a Mérida hace apenas 3 días, me baje del auto y me acerqué a saludarlo, le brindé una botella de agua, la agarró y la comenzó a ingerir, su mirada me decía que me retirara, pero me permitió una fotografía suya; nunca antes me lo había permitido.

Quién es, de dónde viene, cuál es su historia? Tal vez nunca sepamos, pero de una cosa estoy seguro: es un verdadero atleta! No le parece?
Jorge A. Rojas Gamboa. Mérida, Yuc., septiembre-30-2020 Gracias por reenviar a sus contactos esta columna. Móvil: 9999041216
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