¿Qué culpa tiene el sapo?


Lo bueno… Lo malo…

Malo, muy malo, denigrante, brutal lo sucedido en Texcaltitlán, Estado de México que dejó once muertos a machetazos y balazos, cuando un grupo de delincuentes embozados que, según se dijo, les exigían el pago, ¡hágame el refabrón cavor!, por el derecho de piso a humildes trabajadores.

Y esto no quiere decir que era la primera vez que los delincuentes exigían esta alcabala, sino que intentaron aumentar el pago que ya recibían de quienes laboran pacíficamente.

Aunque alguien podrá acusarme de falta de sensibilidad, sí lo digo llanamente: 8 de los muertos fueron identificados como miembros de una célula delictiva y tres valientes defensores de los derechos de la sociedad, que como se ve no han sido atendidos sus derechos por ejemplo a vivir en paz y sin violencia y sí en cambio se le ha dado manga ancha a la delincuencia organizada, que con armas de fuego y en flamantes vehículos según se observa en un vídeo que una pobladora logró tomar desde una ventana de su casa, con riesgo de que una bala perdida la alcanzase.

Toda proporción guardada, a eso está derivando la actuación de las y los políticos que por de pronto están dejando muy mal sabor de boca, con su práctica del acrididismo político en el que los grillos están que saltan y saltan y luego les preguntan ¿qué culpa tiene el sapo?, no caramba ese es otro argumento, porque mire usted, que la estaca no se tiene ninguna culpa, sino que son los grillos que saltan y saltan hasta que finalmente se ensartan. ¿Será?

No olvidemos que el país una vez estuvo inmerso en la guerra civil por el mal trato que se le daba a la población más desprotegida y la que sirvió de carne de cañón, ofrendando su vida, se dice que más de dos millones, para tener el país que ahora tiene una nueva casta de millonarios-políticos que saltan de un puesto a otro, en muchas ocasiones vulnerando los derechos de otras personas.

Y para muestra un botón: el caso de Samuel García, como se le conoce al ex gobernador y gobernador arrepentido de Nuevo León cuyo nombre real es Samuel Alejandro García Sepúlveda, quien nació el Día de los Santos Inocentes, 28 de diciembre de 1987, por lo tanto es un “jovenazo” de 36 años de edad, que como otros de su generación no ha alcanzado la madurez suficiente para actuar con responsabilidad en sus encargos públicos.

Prueba de eso es el más reciente sainete, pieza de teatro generalmente cómica o burlesca, cuando renunció –pidió licencia de su cargo de gobernador de Nuevo León, para dizque buscar la presidencia de la república por Movimiento Ciudadano.

Quizá lo que se pretendía es encubrir que ahuehuete, árbol milenario, una dama accedería a la presidencia de la República, porque desde las luces ciudadanas NO tenía ninguna oportunidad de llegar a ser el primer presidente “influencer” del país. Además de saltimbanqui, porque pidió permiso para separarse de su cargo de senador, desayunador, almorzador y demás para ser gobernador de Nuevo León.

Cuando quiso ser candidato presidencial por su amado MC de nuevo hizo lo mismo pretendiendo dejar como su sucesor a alguien de su confianza, como decimos por ahí, pero nanay, que le viran el chirrión por el palito y renunció a sus aspiraciones presidenciales, asegurando que, ante acusaciones en tal sentido, que su gobierno es incorruptible. Y otra vez a la seguridad de la dieta de gobernador.

Lo dicho, para muestra un botón y por eso debemos de pedirle, suplicarles a las y los electores que sepan a quién le dan su boto, no de tirar, pero sí hay muchos que se merecen ser botados, sino de elegir, voto de confianza, que busquen y encuentren a las mejores damas y a los mejores hombres para dirigir los destinos de una comunidad.

Nuevamente Diógenes con su lamparita a plena luz del día tratando de encontrar a un hombre honesto. Y a mujeres también afirmaría este tundeteclados, mientras los grillos saltan a diestra y siniestra, dejando por doquier el tufillo a corrupción que bien les nutre la panza. Ojalá que las y los electores no le den el sí a los de la siniestra, por aquello de aviesos y malintencionados…