Vía y cruces de los derechos humanos

El 23 de mayo de 1962 fue asesinado, junto con su familia el líder agrarista Rubén Jaramillo Méndez.

A los 14 años de edad se unió a las fuerzas de Emiliano Zapata, hasta llegar a ser un oficial amado y respetado por los habitantes de Morelos y el sur de Puebla, reconocido por su lucha en contra de los caciques de esa región y en favor de las reformas agrarias del Plan de Ayala propugnado por Zapata, quien lo distinguió con el grado de capitán. Desde 1931 ingresó en la logia masónica, además de ser ministro bautista.
Luego del asesinato de su líder Jaramillo decidió proteger a sus hombres ante lo que consideró la derrota de la revolución zapatista.
Luego de ser encarcelado y liberado en 1920 encabezó una lucha legal por la reforma agraria porque el reparto de tierras no era un compromiso del gobierno sino una bandera política.
Su lucha lo llevó a ser respetado como dirigente campesino de Morelos.
Apoyó la candidatura presidencial del Gral. Lázaro Cárdenas a quien le recomendó construyera un ingenio azucarero, Zacatepec, inaugurado por Cárdenas en 1938. Jaramillo fue el primer presidente del Consejo de Administración del ingenio. También intervino en la creación del Banco Ejidal.
A petición de Cárdenas apoya la candidatura presidencial de Manuel Ávila Camacho, pero en 1943 toma de nuevo las armas al considerar que Ávila había traicionado los ideales de la Revolución. Interviene Cárdenas y se retira de la lucha armada. Libra dos intentos de asesinato, 1943 y 1944. Su objetivo era mejorar las condiciones de vida de los campesinos. Fue candidato a gobernador de Morelos en 1945 y 1952.
En 1957 se levanta en armas con el Plan de Cerro Prieto, en el que pedía nueva repartición de tierras y expropiaciones de la industria pesada, la básica y las factorías. Mantuvo su resistencia armada en las montañas de Morelos, con apoyo del entonces Partido Comunista Mexicano. El presidente Adolfo López Mateos lo amnistía en 1959.
En ese entonces la imagen mediática de Jaramillo era la de un malhechor. Logra sobrevivir a intentos de detención o asesinato. Heriberto Espinoza “El Pintor”, traicionó a su líder luego de hacerse pasar como jaramillista y fue quien dijo a las fuerzas del gobierno de López Mateos dónde se ocultaba el líder agrarista.
Remito a mi estimado lector a lo que nos informa la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en su página cndh.org.mx
“El 23 de mayo de 1962 un destacamento militar apoyado por policías judiciales sacó de su casa, en Tlaquiltengo, Morelos, al dirigente campesino Rubén Jaramillo, a su esposa Epifania, que estaba embarazada, y a sus hijos Enrique, Filemón y Ricardo militantes de la Juventud Comunista de México. Dos horas después la familia fue acribillada en las cercanías de las ruinas de Xochicalco, consumándose así uno de los más brutales crímenes políticos del siglo XX mexicano”.
El 23 de mayo de 1962, como a las dos de la tarde, se presentaron alrededor de 60 militares y civiles frente a la calle de Mina número 14, en Tlaquiltenango, Morelos, domicilio de la familia Jaramillo. Elementos del Ejército Mexicano y la Policía Judicial, acompañados del soplón Heriberto Espinosa alias “El Pintor”, se introdujeron a la casa y con violencia obligaron a salir a Rubén, su esposa e hijos adoptivos, quienes fueron secuestrados, al mismo tiempo que sustraían los documentos agrarios en poder del jefe campesino morelense.
“Dos horas más tarde, cerca de las ruinas arqueológicas de Xochicalco, los miembros de la familia Jaramillo fueron acribillados y rematados en la cabeza con el tiro de gracia. Hoy día, gracias a los estudios académicos y al periodismo de investigación que practica en la revista “Contralínea” el comunicador Zósimo Camacho, está establecido que la “Operación Xochicalco” fue ejecutada por el Ejército Mexicano por órdenes del presidente Adolfo López Mateos. Las armas y municiones eran reglamentarias, esto es, de uso exclusivo del Ejército y la Policía Judicial Federal.”
¿Qué puede esperar la sociedad de gobiernos así?
Vía y cruces de los derechos humanos.