La esclavitud en el tiempo actual


Vía y cruces de los derechos humanos

Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Fue en 1948, al aprobarse la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuando se incluyó el texto, Articulo Cuarto, que inicia esta nota.

Un esfuerzo para devolverle la dignidad a todos los seres humanos.

Transcurridos 73 años, podríamos preguntarnos si ese texto se ha cumplido en todos los países del mundo.

La respuesta negativa es categórica, rotunda, dos términos que sin redundar enfatizan que no se ha cumplido ese sano deseo: Nadie puede ser relegado a la condición de esclavo ni dársele tan indigno trato.

Cualquiera puede pensar que la esclavitud ya no existe. Mentira.

Ahora se le llama la moderna esclavitud del Siglo XXI y es tan brutal, que repetiremos algunos datos que ya habíamos comentado en alguna ocasión: El crimen organizado se nutre de la trata de personas para obtener miles de millones de dólares anualmente a costa de la vida, la dignidad de personas de todas las edades, ya sea para dedicar a esas personas a la prostitución, al trabajo forzado y a niñas y niños les extraen los órganos para comercializarlos. Hombres y mujeres son dedicados a la explotación sexual, aunque usted lo dude.

En la página de las Naciones Unidas se indica que 148 países del mundo denunciaron la existencia de la trata de personas, con un cálculo aproximado de 50 mil víctimas anualmente a quienes se les recluta mediante engaños y una vez captadas al 50% se le dedica a la explotación sexual y al 38% a los trabajos forzosos.  Del total de víctimas anuales las mujeres son un 46% y las niñas el 19%. Además, en estos macabros datos estadísticos de cada tres víctimas una es niña o niño y en los últimos 15 años se ha triplicado y la proporción de varones infantiles indican ha aumentado cinco veces.

Socialmente, se tiene conocimiento de personas que han logrado escapar de sus captores, pero si retornan a sus sitios de origen son revictimizadas, especialmente si son mujeres y en ocasiones ni sus mismos familiares los reciben de vuelta, al considerar que él o la afectada se prostituyó por voluntad propia.

México es considerado un país de origen y retorno para las víctimas de la trata de personas, delito que por sus características es difícil detectar, máxime que las víctimas, por temor o por vergüenza deciden no denunciar esta violación a sus prerrogativas fundamentales, que es severamente castigada, cuando pueden hallarse las pruebas necesarias.

Fue en 1813, 13 de abril, cuando en sus “Sentimientos de la Nación” José María Morelos y Pavón señaló en el punto quince: Se proscribe la esclavitud y distinción de castas para siempre y queden todos iguales.

Por cierto, el próximo día 23 la ONU conmemora el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su abolición ¿? Hecho acaecido en 1791. ¿Ya avanzamos algo?

La humanidad seguirá enfrentando estos delitos como comercio de drogas, armas y trata de personas, entre otros, mientras no encuentre a hombres honestos que luchen adecuadamente para aplicar las leyes y tengan el valor suficiente para hacer realidad ese Artículo Cuarto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y todos los que se plasman en leyes locales e internacionales.

Las buenas intenciones pueden plasmarse en muchos documentos, normas, leyes, etc, pero ¿Dónde están los hombres honestos que harán valer esas letras que al parecer nacieron muertas?

Cruces y más cruces, dolorosísimas cruces para la vía de los derechos humanos.