Fideicomisos yucatecos


El presidente de la República instruyó, vía decreto ejecutivo de abril último, a las “dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, a la Oficina de la Presidencia de la República, así como a los Tribunales Agrarios”, para que “lleven a cabo los procesos para extinguir o dar por terminados todos los fideicomisos públicos sin estructura orgánica, mandatos o análogos de carácter federal en los que funjan como unidades responsables o mandantes” (ver Diario Oficial de la Federación, edición vespertina del pasado jueves 2 de abril).

La tormenta de la desaparición de los fideicomisos es de categoría 5. Primero, la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados federales planteó “desaparecer 54 fideicomisos y fondos, y trasladar los recursos que contienen –en marzo había 36 mil 58 millones de pesos– a la atención de la contingencia sanitaria y de la crisis económica, así como a financiar parte de los programas sociales del gobierno federal” (La Jornada, 28 septiembre 2020).

Luego, el dictamen concluyó en desaparecer 109 fideicomisos para obtener 68 mil millones de pesos, que irían al sector salud y a la compra de la vacuna contra el Covid-19” (El Universal, 1 octubre 2020). El asunto sigue en la Cámara de Diputados, al amanecer con Delta el miércoles 7, seguirá después en la Cámara de Senadores.

El asunto es materia de discusión pública. Por ejemplo, la Academia Mexicana de Ciencias exhortó el pasado viernes 25 a los legisladores federales a “desechar el proyecto de dictamen de extinción de los fideicomisos de ciencia y cultura”, ya que de hacerlo, “tendrá un impacto muy negativo en el fortalecimiento de estas capacidades y, por lo tanto, en el futuro de las y los mexicanos” (sic).

Otros también rechazan la posible medida de desaparición de los fideicomisos: UNAM, Federación Nacional de Sindicatos del Sector Ciencia y Tecnología y los trabajadores del CIDE, y los diputados federales del PAN, PRI, MC y PRD (Excélsior, 29 septiembre 2020).

¿Y los fideicomisos yucatecos?

A continuación algunos datos de los fideicomisos yucatecos en 2019:

En Yucatán, de acuerdo con la Cuenta Pública 2019, el Ejecutivo del estado informó que el gobierno estatal “manejó un total de 41 Fideicomisos o fondos públicos. Treinta y siete son fideicomisos o fondos públicos sin estructura y cuatro son fideicomisos públicos con estructura considerados como entidades paraestatales. De los 37 sin estructura cinco son fondos y 32 son fideicomisos, por lo cual únicamente estos últimos tienen contrato con un fiduciario. Asimismo, cinco de los fideicomisos públicos sin estructura son para atender la deuda pública del Estado”.

Anunció que creó tres nuevos: Fideicomiso de Inversión y Administración F/4108163, Fideicomiso Irrevocable de Administración y Fuente de Pago Número F/4109088, y Fideicomiso de Administración e Inversión Número F/4109146.

(En el primer informe de gobierno, el Ejecutivo dio cuenta de la constitución del “Fideicomiso del Fondo Estatal de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral”, en cumplimiento de la Ley General de Víctimas).

Según el documento, ocho fideicomisos se extinguirían: 1. Fideicomiso para la Administración del Fondo de Apoyo a Víctimas del Delito; 2. Fideicomiso Justicia Penal Yucatán (PROTEGO F/0173); 3. Fondo para el Apoyo de Obras de Infraestructura del Estado de Yucatán; 4. Fideicomiso del Fondo de Apoyo al Programa de Vivienda Magisterial de Yucatán; 5. Fideicomiso del Fondo Metropolitano de Yucatán; 6. Fideicomiso para la construcción del Hospital Regional de Alta Especialidad; 7. Fideicomiso para el Programa de Calidad, Equidad y Desarrollo en Salud; y, 8. Fideicomiso para la construcción de la Infraestructura Hospitalaria del Estado de Yucatán.

Otros dos, se encontraban en estudio para “determinar su continuidad y utilidad en la administración pública”: Fideicomiso proyecto puesta en marcha y construcción de la fase A de la primera etapa del centro de cargas aeroportuario de Valladolid; y, Fideicomiso del Programa Nacional de Becas para la Educación Superior del Estado de Yucatán (Manutención Yucatán).

El presupuesto de egresos del estado 2020 contempló recursos para los fideicomisos, según la clasificación por objeto del gasto, por concepto de “transferencias”, la cantidad de 6 millones de pesos, y para “inversiones”, 3 millones 500 mil pesos.

Al Fideicomiso de Administración e Inversión para la Promoción y Fomento al Desarrollo Turístico y Económico de Yucatán, se le asignó la cantidad de 107 millones 297 mil 972 pesos; y al Fideicomiso de Alto Rendimiento Deportivo, 100 mil pesos.

Según el primer informe de gobierno 2018-2024, en el fideicomiso de desarrollo turístico, se invirtió la cantidad de 19 millones 472 mil 708 pesos, para “promover la marca Yucatán”.

Y de acuerdo con la Secretaría de Administración y Finanzas, en su reporte trimestral las finanzas públicas de abril-junio 2020, presentado en julio último, el saldo de los fideicomisos y fondos fue de 1 mil 140 millones 459 mil 983 pesos.

Hace falta información del resultado de la extinción, en su caso, de los ocho fideicomisos que anunció la Cuenta Pública 2029, cuántos recursos disponían y a dónde fueron éstos, por ejemplo; así como de los dos que se estudiaban para determinar su “continuidad y utilidad en la administración”.

El gobierno del estado no ha dicho nada de una posible desaparición de todos los fideicomisos yucatecos, para atender, como en el caso federal, la crisis sanitaria del Coronavirus-Covid 19 y los programas sociales. O para destinarlo a otros conceptos del desarrollo social de Yucatán.

Salud de los gobernantes. A propósito de anterior colaboración en Mis-Noticias (29 septiembre 2020), la opinión del periodista Raymundo Rivas Palacio, “La salud del Presidente”, en “El Financiero” (6 octubre 2020):

– “En México nunca ha habido un tema más secreto que la salud de los presidentes”.

– “En el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador, hablar de su salud es un tabú y le molesta sobremanera. Sin embargo, es un tema que debe ser discutido públicamente, sin complejos ni temores”.

– “Bufonadas como un detente o la fuerza moral del Presidente como vacuna del coronavirus, son ocurrencias de café, pero indignas de un gobierno”.