Feliz Año Nuevo 2023!


Lo bueno… Lo malo…

Bueno es que mis dos lectores estén posando sus ojos encima de estas líneas y les agradezco profundamente que hayan seguido estas modestas letras en este 2022 que terminó ya.

En estos momentos malo sería que no nos acordásemos de quienes se nos adelantaron en el viaje eterno, parientes, amigos e incluso las y los periodistas que ya no pudieron seguir pergeñando sus crónicas en este 2023.

Como es casi costumbre, desde nuestros pueblos originarios, mayas principalmente, que hacían la ceremonia del fuego nuevo, apagando todo el que existía, para encender uno nuevo, en medio de una gran expectación, porque se pensaba que, si el fuego no encendía, todo habría acabado ya…

En nuestros días iniciar un nuevo ciclo anual, nos da la oportunidad de reflexionar respecto a los yerros que cometimos en este año y hacer el firme propósito de no volverlos a cometer. En pocas palabras: Trabajar para ser mejores personas.

Y vaya que el mundo necesita de más y mejores personas, pero eso solo podremos conseguirlo a través de una buena educación y desde luego que no me refiero únicamente a la enseñanza que se nos da en las escuelas, que es importante, sino a la que recibimos de nuestros propios padres, familiares y amigos con buena intención, que lo único que pretenden es hacernos mejores personas, empáticas con las y los demás.

Y usted acaso se pregunte: ¿Para qué queremos ser mejores personas?

Mire usted lo que hace el hombre, lobo del hombre: 120 misiles rusos contra Ucrania, en el estertor de este 2022, con la intención letal de hacer el mayor daño posible, en aras del poder por el poder mismo.

En China, el Covid-19 también ha lanzado una “andanada ofensiva” contra ese país asiático. Pueblos vecinos y no tan vecinos están cerrando sus fronteras a viajeros del gigante de Asia, en un intento de contener el contagio y que esa nueva ola de Covid-19 no se esparza de nuevo por el mundo entero.

La contaminación ambiental ya alcanzó niveles catastróficos, alimentada por la mano del hombre.

Uno de los apocalípticos jinetes, el hambre, amenaza fuertemente al planeta entero.

Y los políticos, esos falsos profetas que deberían procurar el bien del pueblo, solo procuran el bienestar propio y de sus huestes… Con alguna rara avis.

Creo que es momento de dejar de contar, para saber todo lo malo que estamos haciendo como seres humanos; es el momento de un cambio positivo. El mundo entero debe de cambiar, para que no haya necesidad de utilizar la lámpara de Diógenes para tratar de encontrar a un hombre, o una mujer honestos en el devenir de los tiempos…

Necesitamos que cambien las actitudes, para que esa lámpara de Diógenes encuentre a los seres de mal proceder, para someterlos al ámbito de la justicia, requerimos de un mundo sin cabida para deshonestos, un mundo en donde el respeto hacia todos sea el común denominador. ¿Utopía?

Es indiscutible que no podemos cambiar al mundo para que sea, como lo anhela la gente de bien. Eso sería imposible, si no fuese porque nos queda la esperanza de cambiar el mundo que sí podemos transformar para bien propio y de los demás.

Ese mundo es el nuestro: Seamos mejores personas, eduquemos a nuestros hijos en el amor y en los valores que debemos de tener como seres humanos. Dialoguemos con ellos, para hacerles entender la razón y lograr que dejen de actuar por la razón de la sinrazón. Digamos NO al abuso parental, entablemos el diálogo fecundo y productivo y si logramos ese cambio, estaremos cambiando nuestro mundo para hacerlo mejor. Si todos actuásemos así, creo sinceramente que lograríamos cambiar al mundo entero y no solo el nuestro.

FELIZ AÑO NUEVO 2023…