Educación, necesaria para formar personas dignas


Vía y Cruces de los derechos humanos

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Nada más hermoso que el derecho a la educación, que así es cuando las personas pueden servir mejor a su familia, a su comunidad, porque una persona bien instruida, difícilmente podría ser un problema para su familia, para la sociedad.

En todo el mundo los Estados están obligados a velar por la adecuada educación de sus gobernados, porque el derecho a la enseñanza obliga a los gobiernos a hacer cosas para garantizar esa educación, una formación adecuada: Tener maestros y maestras capacitados para impartir la educación. Tener escuelas, para los diferentes niveles educativos y todo un aparato administrativo para la consecución de los objetivos de la enseñanza.

El derecho a la educación está tutelado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en la Ley General de Educación se dan los ordenamientos necesarios para que cuando menos todos los habitantes del país reciban la instrucción preescolar, la primaria y la secundaria, de acuerdo al Artículo Cuarto de dicha Ley.

En el Artículo 6º se consigna que la educación es gratuita y no se consideran las donaciones, voluntarias como una contraprestación por el servicio educativo, es decir no es un pago por esa educación.

Lo importante en materia educativa es que el Estado debe de hacer un mejor esfuerzo para que los habitantes de México reciban lo que ordena el Artículo Cuarto, para que las y los mexicanos tengan un desarrollo intelectual y material adecuado, para que entiendan su responsabilidad como personas integrantes de la familia.

Cuando las personas tienen acceso a otros niveles educativos, es cuando el bajo nivel económico dificulta que se logren más y mejores profesionales, ya que si la gente no tiene capacidad económica para pagar los estudios de hijas e hijos, difícilmente podrán darles una educación adecuada ni cumplir con lo que ordena el punto segundo del Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que hará personas de bien. Voy a permitirme repetir ese artículo: 2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

Las cosas no terminan ahí, porque un individuo bien formado intelectualmente y con principios, valores, será, casi siempre una persona de bien, que sabrá comportarse adecuadamente en el seno familiar y posteriormente, cuando tenga a su propia familia podrá conducirla rumbo a la adquisición de valores, principios éticos que la hará brillar como una persona digna, respetuosa de los derechos de las y los demás y consecuentemente de los derechos propios.

Ser una persona de bien, obviamente nos alejará de los conflictos de valor, que nos hacen replicar conductas alejadas, muy alejadas del respeto y la dignidad de las demás personas.

En pocas palabras, la educación adecuada puede llevarnos, como sociedad, a limpiar de cruces y espinas la senda de los derechos humanos.