Captura de Ovidio, ¿regalo de reyes para Biden?


Lo bueno… Lo malo…

Bueno, requetebueno, superlativo que el Estado mexicano haya capturado de nuevo al narcotraficante buscado por Estados Unidos, Ovidio Guzmán López, el hijo del Chapo Guzmán, el pasado jueves.

Lo malo es que de nueva cuenta la captura de este sujeto desató una ola de violencia, sembrando el terror en Jesús María, localidad de Culiacán, Sinaloa, acaso con la secreta esperanza de los delincuentes de que la autoridad mexicana cediera de nueva cuenta ante los embates de la violencia desatada por integrantes del Cartel de Sinaloa. Este sujeto ya había sido detenido en 2019 pero fue liberado, “para evitar más violencia”.

Mucho se ha escrito ya del nuevo exitoso episodio del Ejército Nacional, responsable visible de los dos operativos, pero lo importante, es la decisión de los cuerpos de seguridad de ponerle un hasta aquí, aunque sea momentáneamente al avance de las fuerzas armadas de la delincuencia organizada, que conocen su poder y estaban demostrándolo, a plena luz del día, con armamento y equipo que es muy difícil ocultar, pero las autoridades “vistacorta”, nada ven.

Mucho se ha especulado que la detención de este sujeto se debe a la visita del presidente de los Estados Unidos, como un “regalo de reyes”.

Este comentarista solo puede decir que si lo que se dice es cierto, “pos habría que invitar a míster Biden para quedarse a vivir en México, para ver si así le hacen un ¨regalo de reyes’ todos los días del año”.

Conste que en este comentario no hacemos apología de la violencia, pero en el caso de las fuerzas armadas, hay una Ley que reglamenta el uso de la violencia para frenar a la delincuencia, organizada o no. Por ese motivo se dota a las fuerzas policiales, de armas, para hacer frente a los criminales. Desde luego con estrictas normas para tal uso.

Los homicidios en México, durante los primeros 10 meses del 2022 fueron de alrededor de más de 26 mil ciudadanos o ciudadanas a quienes el Estado mexicano no pudo proteger.

Huelga decir que hay que hacer algo para frenar esas muertes que enlutan y llevan el dolor al seno de las familias mexicanas, que ninguna culpa tienen de los entes malignos que están a su alrededor.

Y ese es el trabajo de la autoridad, trabajo que está reglamentado por las leyes en la materia. Las y los mexicanos se merecen disfrutar de paz y seguridad en el seno de sus hogares y consecuentemente en cada milímetro del suelo nacional.

Y punto.

No me repongo de la sorpresa, por el fallecimiento de Joseph Aloisius Ratzinger, Papa Emérito de la Iglesia Católica, aunque desde su renuncia al papado el 28 de febrero de 2013, ya se hablaba de su salud, aunque el argumento para su retiro, de acuerdo a lo dicho por él mismo, fue para dedicarse a la oración y el retiro espiritual.

Desde el pasado día cinco sus restos mortales reposan en las grutas del Vaticano, luego de los honores que le hiciera el otro Papa, Francisco, así que desde hace unos 10 años teníamos dos papas, el emérito y Francisco I, José Mario Bergoglio.

El papado de Benedicto XVI estuvo también bajo la sombra del crimen organizado, no por narcos como en el caso de México y otros países, sino por los delincuentes de cuello blanco, y en algunos casos con sotana, además, sino por el escándalo de la pederastia o del abuso sexual contra jóvenes cometidos por algunos sacerdotes, El caso más sonado e inolvidable es el del padre Maciel.

Con esto no pretendo empañar el buen nombre de Benedicto XVI, ni de ninguno de los sacerdotes que de buena fe ejercen su ministerio, pero quizá es preciso no olvidar episodios tristísimos como aquel de los crímenes cometidos por la Santa Inquisición, quesque en nombre de la fe.

O de los problemas de fe, que derivaron en enfrentamientos, como los que tienen los políticos, no solo de México sino del mundo entero, por el poder, so pretexto de servir a su “pueblo” y a sus principios ideológicos.

En 1378, 16 cardenales eligieron Papa al italiano Urbano VI quien desde Roma inició una profunda reforma de la iglesia católica. Inconformes 12 cardenales franceses eligieron Papa a quien sería Clemente VII, quien se instaló en Aviñon, Francia. Al correr de los años fue electo quien sería Gregorio XII, pero ofreció su renuncia si se resolvía el conflicto que tuvo solución en 1415 al ser elegido Martín V como legítimo Papa.

La moraleja en este asunto, si es que la hay, es que hasta los hombres más buenos –así se piensa que son los religiosos, pero la historia nos dice que no, porque también pueden tomar decisiones equivocadas. Hay que dialogar, ponerse de acuerdo, para que todas las partes estén del lado del bien y de los derechos humanos de todos. ¿Utopía?

Con buena voluntad todo es posible. Sin ella, nada.