Lunáticos terrestres


Lo bueno… Lo malo…

Bueno es saber que nuestros ancestros mayas podían predecir los cambios climáticos para aprovechar los tiempos de lluvia, ya que sus cultivos eran de temporal. Mejor aún y admirable además que sus conocimientos científicos estén avalados por los avances tecnológicos con los que cuenta la humanidad actualmente, según nos dio a conocer el colectivo Xok k’iin en Mis-Noticias a inicios de octubre. También nos informaron del comportamiento de La Niña y El Niño, esos dos fenómenos climáticos que pueden ocasionar desastres.

Malo que la ciencia de nuestros antepasados mayas no haya llegado a pronosticar el comportamiento de nuestros gobernantes que meten la pata ¿o el pie?, algunos dicen que las pezuñas, cuando por ejemplo eliminan el Fonden y otros fideicomisos y no toman las previsiones necesarias para apoyar a las víctimas de los desastres naturales.

Bueno es que Zeta no haya llegado con armas de largo alcance e inundado de coca, ¿cómo se le llama a eso que tienen los animalitos en su parte trasera? Cola, gracias. ¡Maare, creo que la estoy regando! Este Zeta es el ciclón, que también medio perdonó a Yucatán porque no causó pérdidas de vidas, aunque sí daños severos con lluvias intensas y árboles y postes derribados en 31 municipios estatales.

Malo, malísimo que no hagamos un reconocimiento a nuestras autoridades, tanto federales como estatales y municipales, porque pese a la desaparición del Fonden, la ayuda humanitaria por causa de desastres naturales está llegando a quienes lo necesitan, con ayuda del Ejército Mexicano, Marina, policías, tanto del Estado como municipales y por supuesto de las y los voluntarios que se solidarizan con quien lo necesite. ¡Honor a quien honor merece!

Bueno es que el imperio de la ley se extienda a los cuerpos celestes que nos rodean, por de pronto a la Luna, cuando Estados Unidos, Australia, Canadá, Japón, Luxemburgo, Italia, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos firmaron los Acuerdos de Artemis, un pacto internacional para la exploración lunar, que garantice la posesión, propiedad, todo se reduce a eso –por de pronto la minería- y se establezcan desde ahora las bases de la convivencia univer$al en territorio lunar. (El signo de pesos no es error de dedo).

Malo es que no se piense en lo sucedido cuando los conquistadores se repartieron tierras y vidas de los moradores de esos lares, sin más argumento que “esto es mío porque soy el más fuerte”. Peor aún que los lunáticos, ¿así se llamarán los futuros habitantes de nuestro satélite natural? Acaben con la Luna, como vemos que está sucediendo en la Tierra con los terrícolas –no es ningún grupo musical-. ¿Deberíamos mandar a ese satélite a lunáticos terrestres que gobiernan algunos pueblos y comunidades de nuestro mundo?

Bueno es que el ayuntamiento de Mérida haya decidido transmitir por internet nostálgicas imágenes de lo que fue la celebración del Hanal Pixán en años anteriores, porque gracias a el “coronachiwo” que amenaza a la humanidad esa tradicional celebración fue suspendida en sus manifestaciones masivas.

Malo es que yo me siga en el chisme y no me vaya de volada a ver que están haciendo la Niña y El Niño, no sea que se pongan muy calientes y hagan hervir el agua del mar hasta el punto de que nazca un superciclón. En nada nos molestaría que sean vientos alisios. Peor aún que me quede más tiempo aquí y no vaya a comerme mi rico y tradicional pib, porque con eso de que no hay degustaciones gratuitas –se suspendieron las reuniones públicas- creo que nos van a dar atole con el dedo. ¡Huay!