Fonatur y las 43 familias de La Plancha


Lo bueno… Lo malo…

Por Mariano Quintal Yam

Increíble, pero cierto, todo lo malo que pueda tener una información la tiene la que recientemente publicaron El Financiero, la Jornada Maya y Novedades Yucatán, por mencionar algunos medios informativos, respecto a que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, Fonatur, les está haciendo la vida imposible a unas 43 familias que habitan en la calle 43-A, en terrenos de La Plancha.

Lo que motiva este comentario, es que, de acuerdo con la información dada a conocer por El Financiero, el pasado día 30, los han amenazado e incluso se afirma que la amenaza más fuerte es la de lanzarles al Ejército Nacional para que desalojen sus viviendas.

Al menos así lo dice en su información El Financiero, en palabras de Pedro José Pérez Cruz: Nos dijeron que en caso de que nosotros no aceptemos ya el Ejército va a venir y que luego ahí no nos podrían decir qué va a pasar. Luego agregan: Dejando entender que nos están amenazando y yo les hice saber que es absurdo (sic) la manera de cómo nos están tratando.

Ojalá que los vecinos que se sienten amenazados sigan su lucha por todos los medios posibles. Se sabe que se ha formado, en años pasados, una Asociación Civil La Plancha, cuyo presidente es Félix Rubio Villanueva.

Lo bueno, para este tundeteclados, es que la tradición de lealtad y servicio a la Patria, por parte del Ejército Nacional no nos deja ni la más mínima posibilidad de pensar que pudieran atentar en contra de las leyes y principalmente de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que garantiza el derecho a la propiedad y desde luego el respeto absoluto a los derechos humanos. La ciudadanía es el sustento de nuestra nación, de la Patria. Y el Ejército su fortaleza.

Lo que está muy bien es que las y los ciudadanos que puedan sentir amenazados sus derechos, sobre todo en lo que respecta a la posesión de sus casas, se unan para defenderse en contra de un posible abuso. Algunos vecinos afirman que ahí nacieron y vivieron en unión de sus padres.

En Novedades, sin identificar a quien lo dice, se publica que: Esta es mi casa, aquí crecí, este es el lugar en el que tengo mis sentimientos, este es el único lugar donde siento paz.

Estas palabras podrían ser el sentir de todos los vecinos que de una u otra manera pueden sentirse amenazados, pero a mis dos lectores he de decirles que después de toda una vida en una casa, con los recuerdos e historias que se enhilan en la existencia de un ser humano, nadie desearía estar bajo la ominosa sombra de una amenaza, como la de perder su hogar, por capricho de algún poderoso que se siente todopoderoso. Y menos cuando esa amenaza pueda venir del lado de quienes juraron defender y hacer respetar las leyes que dan sustento a nuestro estado de derecho, cimiento indiscutible de nuestra vida democrática.

Los terrenos en donde se ubican las casas que Fonatur pretende ocupar fueron recibidos por antiguos trabajadores ferrocarrileros, como reconocimiento a sus servicios. Se dice que esos terrenos, aunque están en una parte importante de Mérida, formaron o siguen formando parte de propiedad federal. De ahí la incertidumbre de los vecinos que no tienen documentos que avalen esa propiedad, pese a que aseguran algunos, desde tiempos de Vicente Fox Quesada en la Presidencia, les dijeron que eran propietarios de sus viviendas, pero nunca les dieron las escrituras que lo avalen.

Como ya es del dominio público en esa área de La Plancha, que los vecinos aseguran ya pertenecen a la Secretaría de la Defensa Nacional, se hará un parque ecológico y otra versión es que también sería asiento de la Guardia Nacional, aunque esto podría desmentirse con el hecho de que el Ayuntamiento de Mérida cedió un terreno en Ciudad Caucel para tal fin, al igual que el Ayuntamiento de Motul. ¡Uay! ¿Serán terratenientes?

Pero todo esto, mientras las autoridades no se conduzcan con veracidad, como decía una antigua canción, son rumores, son rumores…

Lo bueno, o lo malo, lo veremos si es que vivimos el tiempo suficiente para atestiguarlo, pero hay confianza en que se resolverá, sin perjudicar a ninguno de los vecinos cuyas casas están, como se dice por ahí, en el ojo del huracán. ¿O en manos de algunos vivales?

De suceder lo contrario, pasar por encima de los derechos de la ciudadanía. ¿Quién confiaría ya en sus autoridades, que juraron defender y hacer valer los derechos que avalan no sólo nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sino tratados y leyes internacionales suscritas y ratificadas por México?

Al tiempo…

¿Cómo le cuento esto a la Gordis, que ya no me tiene mucha confianza?

Maaare no sea que me vaya a dar un guardiaderechazo nacional…