¿El dedo elector o buen juicio presidencial?


Lo bueno… Lo malo…

Muy bueno que el preciso haya ejercido el derecho que le da nuestra legislación, ante el desacuerdo de quienes integran la Cámara de Senadores para elegir a quien será la nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cayendo esa responsabilidad en el ¿gusto, o equilibrado juicio para encontrar la mejor opción para la nación?

Como se recordará fueron dos ocasiones en la que los legisladores no se pusieron de acuerdo para elegir entre María Eréndira Cruzvillegas Fuentes, Bertha María Alcalde Luján y Lenia Batres Guadarrama. Ésta última fue la señalada por el dedo elector, perdón, por el buen juicio presidencial, para suplir la ausencia por renuncia del ministro Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea, quien ocupaba el cargo desde 2009, hasta el 15 de noviembre pasado. Ahora parece que está saltando como grillo.

Lo pésimo en este asuntillo, que más bien parece asuntote, es que las diferentes fuerzas políticas en el Senado no hayan podido cumplir con su tarea legislativa y así, de sesión en sesión llegaron a la encrucijada que derivó, de acuerdo a la ley, en que el preciso la hizo de dedo elector. ¡Hágame usted el refrabon cavor! ¿No será que esa estrategia ya estaba planeada?

Y bueno, ¿o malo? Es que se viene otro problemilla legal por ahí, porque la nueva ministra fue designada en sustitución de Lelo de Larrea, quien a un año de cumplir su período decidió cambiarlo por seis años más, si su gallo, ¿o polla? le da un puesto importante…

Lo que tiene que dirimirse es si la nueva ministra se queda para cumplir con el tiempo que le restaba a Lelo de Larrea en la Suprema Corte ¿será la de Tres Patines? –Aquella inolvidable serie radiofónica. O Batres Guadarrama se queda por los 15 años que marca la norma, en este caso no es de piña.

Cosas veredes Mío Cid…

Despacito, muuuy despacito se fue metiendo el Va y Ven… no, que no y que no, no así va la canción.

Pero bueno, ¿o malo? así fue metiendo el gobierno estatal su idea de modernizar el transporte público, sin importar el costo de lo hecho.

Para empezar, hay un compromiso que endeuda al gobierno de Yucatán, por muchos años, imponiéndole así a la administración que vendrá un adeudo mayúsculo, y conste que no se trata de letras del abecedario, pero sí de letras de cambio.

En este asuntillo metieron en problemas a líneas camioneras, que fueron desplazadas por el nuevo transporte que cuesta la friolera de 12 pesares, que no pesos el pasaje y 5 pesos para estudiantes y personas adultas mayores.

Sin decir agua va, quedó atrás el precio de 7.50 y 2.50 en las tarifas camioneras, en las carcachas convencionales, que poco a poco están siendo desplazadas por el moderno sistema de transporte que los usuarios utilizan porque no les queda de otra o tienen que pensar en la alternativa de usar el patín del diablo, irse en doch pechs o la democrática bici, si no quieren tener que echarles más agua a los frijoles.

Mientras tanto Juan Pueblo tiene que recordar que con pan o sin pan hay que remendar los bolsillos para que no se escapen las escasas monedas y cantar con alegría: Despacito, muy despacito, se fue metiendo el Va y Ven… ¡Otra vez la burra al trigo!, que no es así la canción…