Después de la vida la libertad es la prerrogativa fundamental más importante


Vía y cruces de los derechos humanos

Nadie puede ser obligado a pertenecer a una religión o violentar su derecho a elegir libremente, cuál prefiere, mientras no lesione derechos de terceros.

Tenemos derecho a la libertad, prerrogativa consagrada en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Artículo Primero.

Este 12 de diciembre, como cada año, el pueblo mexicano celebró el día dedicado a la Virgen de Guadalupe, con las restricciones necesarias ante el embate a la pandemia.

¿Alguien podría pensar ahora que arriesga su vida por cumplir con su fe mariana?

Sí, claro que arriesgan la vida. Ante la ominosa amenaza del Covid-19.

Esa libertad de la que disfruta el pueblo de México no fue reconocida siempre por nuestras autoridades, las que incluso llegaron a enfrentar a los creyentes en una mal llamada guerra civil o la guerra de los cristeros.

Eran tiempos difíciles iniciados desde tiempos del presidente Benito Juárez cuando separó al Estado de la Iglesia, hasta llegar a los tiempos de Plutarco Elías Calles 1924-1928, quien tuvo serios problemas con la iglesia.

En ese caldeado ambiente posrevolucionario el 14 de noviembre de 1921 se realizó un atentado en la entonces Basílica de Guadalupe, con el fin de destruir la venerada imagen, la que milagrosamente salió ilesa del atentado. Los presidentes Venustiano Carranza y Álvaro Obregón lograron capear la indignación por las presiones del Estado sobre la iglesia, hasta el advenimiento de Calles, quien creó una Ley Calles, llamada así popularmente, para limitar las manifestaciones religiosas. Fueron manifestaciones de poder que incluso iban en contra de los cánones de la iglesia.

La resistencia de los católicos creció desde agosto de 1926, Valparaíso, Zacatecas, hasta que en enero de 1927 inició el acopio de armas y luego el movimiento armado bajo los gritos de guerra ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva Santa María de Guadalupe!

Mucho sufrieron quienes defendían su fe, hombres y mujeres y fue hasta el 21 de junio de 1929 bajo el gobierno de Emilio Portes Gil cuando se logró el acuerdo de amnistía general, pese a la oposición de algunos obispos.

Por todos lados hubo manifestaciones de apoyo para terminar con el conflicto, incluido Estados Unidos y los medios de comunicación.

Así con el transcurso de los años llegamos hasta nuestros días en los que disfrutamos de nuestra libertad, sobre todo en lo que en materia religiosa se refiere, pero no hay que olvidar que el movimiento cristero, como se le conoce históricamente costó algo así como 250 mil vidas, de las cuales ninguna debió de perderse si no aparecieran por ahí la intolerancia, el autoritarismo que pretende coartar la libertad de los seres humanos.

Después de la vida la libertad es la prerrogativa fundamental más importante.

Vía y cruces de los derechos humanos y de la autonomía que tenemos para elegir libremente lo que nos parezca, siempre y cuando no ataquemos los derechos de terceros.