Campaña para reconocer los derechos a las personas trabajadoras del hogar


Lo bueno… Lo malo…

Pa sumecha, que requeté a todo dar esté el asunto ese de que en Mérida hay una campaña para reconocerles sus derechos a las y los trabajadores que prestan sus servicios en alguna casa, con el pago correspondiente, claro.

Y es que quienes lanzaron esa campaña, el pasado 20 de septiembre, dicen que no se respetan los derechos de las y los trabajadores en los hogares, que sufren de muchos abusos y malos tratos y esto no es un invento mío, para muestra un botón, vean lo que dice en su página de internet el Gobierno de México: La Secretaría de Gobernación, a través del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), junto con diversas organizaciones civiles presentaron la campaña ‘#YoEmpleoDigno’, enfocada a promover los derechos laborales de las personas trabajadoras del hogar.

La campaña lanzada en Mérida, Yucatán, está dirigida a la población en general y difunde que el trabajo del hogar remunerado se encuentra reconocido en el marco normativo internacional y nacional, que implica la existencia y obligación de garantizar los derechos laborales de las personas que lo realizan.

Esta campaña es impulsada por las organizaciones Jade Propuestas Sociales y Alternativas al Desarrollo A. C. (Jade Sociales), el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho), Igualdad Sustantiva, A. C., el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB), la Comisión de Derechos Humanos en el Estado de Yucatán (Codhey), el Instituto Municipal de la Mujer (IMM) en Mérida, y la Comisión Permanente de Igualdad de Género del Ayuntamiento de Mérida.

En México más de 2.3 millones de personas se dedican al trabajo en el hogar remunerado, de las cuales 88 por ciento son mujeres y 12 por ciento, hombres. De cada 100 mujeres trabajadoras, 99 prestan servicios sin un contrato escrito y solo cuatro de cada 100 tienen acceso a servicios de salud, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En el caso de Mérida, únicamente 3 por ciento manifestó contar con un contrato, como lo reporta el Padrón Voluntario de Trabajadoras del Hogar Remuneradas que laboran en Mérida, el cual puede ser consultado completo en https://bit.ly/3UpXLGQ

Muchas de las trabajadoras del hogar han sido obligadas a desplazarse internamente o migrar, debido a los contextos de violencia y pobreza o bien, para encontrar oportunidades de desarrollo a través de este empleo. 

Las mujeres que realizan este trabajo, en promedio, cuentan con un nivel bajo de escolaridad; la mayoría tiene un origen indígena o afromexicano, hay quienes viven con discapacidad. Además, enfrentan una fuerte presión emocional, psicológica, social y económica por mantenerse a sí mismas y a sus familias, lo que les pone en mayor riesgo de aceptar condiciones de trabajo desiguales, incluso, de explotación y abuso.

Es indispensable conocer y reflexionar el contexto y prácticas discriminatorias que se ejercen en contra de este grupo laboral para reconocer que el trabajo en el hogar remunerado no es un apoyo ni un ‘acto de amor’ por parte de quienes lo realizan, es una actividad laboral reconocida y protegida por la ley.

Visibilizar y dignificar este trabajo hará posible que la relación laboral que establecen las y los empleadores, y las personas trabajadoras se base en acuerdos relativos a un salario justo, prestaciones como vacaciones y seguridad social, así como en el buen trato mutuo. 

‘#YoEmpleoDigno’ es una campaña que además de reconocer y dignificar el trabajo en el hogar remunerado, invita a otras entidades federativas a abordar esta temática y replicar estos esfuerzos entre gobierno, sociedad civil y academia.

El trabajo conjunto entre la Secretaría de Gobernación, a través del Conapred, en conjunto con organizaciones promueve el derecho a la igualdad y la no discriminación en el ámbito laboral.

Jue su mecha, y ahora ¿qué hago?

La Gordis trabaja en la casa, bueno eso dice ella, porque a mí me pone a lavar ollas, a barrer, a limpiar todo, hasta a lavar y a veces hasta a cocinar cuando se queda acostada y me pide los huevos con queso y mucha longaniza, bien revueltos, y después que su cafecito…

¿Ton’s, ella me debe pagar a mí o yo a ella? Pero si le cobro no me va a pagar, me va a pegar, no ni modo, que no me pague, pa que no me pegue, seguiré siendo un trabajador con mandil y sin derechos. Uay…