Aumentan las violaciones a los derechos humanos en México


Lo bueno… Lo malo…

Bueno es que en México se luche intensamente contra la corrupción… Ggggggggg.

Pésimo que el Estado mexicano siga empecinado en violentar los derechos humanos de la población a la cual no solo está obligado a proteger, sino A GARANTIZARLE el respeto total, absoluto, sin redundancia, a las prerrogativas fundamentales.

El Sol de México informa que en apenas tres años de la administración que lucha contra la corrupción las denuncias contra México por violaciones a los derechos humanos aumentaron en 400 por ciento en lo que va de esta administración. En un comparativo de las violaciones que se cometieron en los tres primeros años de gobierno de Enrique Peña Nieto, ante el organismo mencionado, se dice que fueron 364, contra ¡mil seiscientas sesenta y una quejas!, del 2018 al 2021.

Lo aberrante es que los reclamos que se presentan ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, organismo autónomo de la organización de Estados Americanos, son casos, al menos en teoría, que no pudieron ser RESUELTOS por las comisiones estatales de derechos humanos ni por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y por eso se elevan ante la CIDH. Las denuncias son por omisión del Estado en el caso de violaciones a los derechos humanos. También hay quejas, por ¡Válgame Dios! Porque el Estado mexicano, de una manera u otra consintió la violación de las garantías individuales y más ¡válgame Dios! Por actuar EN CONTRA de las prerrogativas fundamentales reconocidas y protegidas por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las particulares de las entidades federativas y los tratados internacionales suscritos y ratificados por México.

¡Qué tal! ¿Y será posible saber a cuánto ascendieron en el mismo lapso las recibidas y resueltas por los organismos de protección de derechos humanos en México? ¡¡¡Vvvaaarrrrgggggaaaaasssss!!!

Recontrapésimo es saber que el hombre no solo es el lobo del hombre, sino que está autodestruyendo las esperanzas de vida de la humanidad, con el alto grado de contaminación, que ya lo hemos dicho en otras ocasiones, está acabando con la existencia en el planeta, bosques deforestados, especies endémicas, vegetales y animales, que ya han pasado a la historia, es decir se han extinguido por la acción depredadora del hombre, de la humanidad o de un grupúsculo que busca su enriquecimiento, su bienestar, por encima de lo esencial: La vida, la existencia humana.

La deforestación, la contaminación por miles y miles de toneladas de tóxicos que enviamos a la atmósfera han ocasionado cambios climatológicos que han devastado a diversos pueblos, inundaciones, sequías, tempestades y pare usted de contar.

Lo bueno es que no olvidemos que se quiera o no el planeta tierra es un organismo vivo o alberga múltiples formas de vida y como tal tiene que defenderse de los cambios que afectan a su millonaria milenaria existencia en el infinito y aunque pueda parecernos un hecho aislado no podemos negar la fuerza de la Naturaleza cuando decide despertar.

El volcán submarino Hunga-Tonga-Ha’apai, en el Reino de Tonga, en Oceanía y dentro de Polinesia hizo erupción y levantó la alarma en Chile, Japón, Estados Unidos y una parte de México, en donde se estima que las olas no serán muy grandes. Ese volcán escondido en el mar tiene 1800 metros de altura y 20 kilómetros de diámetro. Las cenizas fueron elevadas hasta unos 20 kilómetros de altura, según científicos. La erupción duró apenas 8 minutos, pero su rugir fue escuchado a 800 kilómetros de distancia. Para hacernos una idea de la fuerza desatada por el volcán, las aguas llegaron hasta las costas de California, Estados Unidos y Alaska y la Columbia Británica, Canadá, a 8 mil 700 kilómetros de distancia.

La devastadora fuerza de las aguas llegó en olas de 1.2 metros en Muroto un puerto japonés volteando cuando menos a 20 barcos. Al momento de escribir estas líneas no se habían producido desastres mayores, pero no se olvide que el agua va y viene y conste que no es ningún autobús vaivén patrocinado por Mau Mau.

Y ya me voy corriendo porque si no voy a probar el brazo derecho de la Gordis que es peor que un tsunami o la erupción de un tongazo. ¡¡Uay!!