‘Amor infantil’


Nuestra columna



El pequeño cursaba el segundo grado de primaria en una afamada escuela de paga, no porque haya sido un niño rico, más bien fue un pibe hijo único de una madre emprendedora que como la mayoría de las progenitoras, pretendía la mejor enseñanza escolar para su vástago. Ciertamente, en ese centro del saber acudían bisoños en su gran mayoría, hijos de gente acomodada dedicada principalmente al ramo comercial.

La mentora era una mujer muy bonita y joven, que inspiraba al pequeño un diáfano amor y ella no lo pasaba desapercibido.
No eran pocos los compañeritos que día a día llevaban un detalle a la profesora, pero él no podía obsequiarle nada más que su amor infantil.
Cierto día, el niño le pidió a su madre que le permitiera mientras estaban de compras en el cercano mercado, elegir una roja y jugosa manzana, solamente una, para llevar a su maestra; la mamá accedió y él eligió la que le pareció mejor con todo y una ramita con 2 hojas.

A la mañana siguiente, el alumno lavó y seco muy bien la fruta, para darle mejor presentación y entregarla a esa bella morena clara.
Al entrar los niños al salón, él se espero que otros dieran su acostumbrado presente, para luego del riguroso pase de lista y antes de iniciar la clase se levantara de su mesabanco y llegar frente a ella y darle ese natural presente. La maestra le sonrió y le agradeció con un beso en la mejilla que casi lo vuelve loco de alegría y le dilo a ella: “maestra, esta manzana la bajé para usted del árbol que hay en mi casa”. La joven educadora solamente sonrió y le indicó al alumno, que volviera a su lugar para iniciar con la clase.
No pasó mucho tiempo para que el inocente pequeño se enterara por voz de su madre, que la manzana es un fruto de árbol llamado manzano y que en Yucatán no se daba por el clima, sobre todo.

Al saberlo, el pequeño supo que faltó a la verdad, pero su amada nunca le dijo nada al respecto; la siguiente y última fruta que obsequió, fue un caimito y ese sí, era de la mata que había en el patio de su modesta vivienda; pero evitó decirlo.

No cabe duda que la niñez es la etapa más transparente y feliz del ser humano, por lo que jamás debemos de olvidar que a pesar de nuestra edad, vive un párvulo entre nosotros y nada de malo tiene, hacerlo surgir más seguido! O a poco no?

Abril mes del niño.
Jorge Alberto Rojas Gamboa.
Mérida, Yuc., a 2 de abril del 2022
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