Acerca del paro nacional en protesta por los múltiples asaltos en carreteras del país


Lo bueno… Lo malo…

Bueeno, muy bueeno que los transportistas hayan decidido hacer un paro nacional, el próximo 5 de febrero, para protestar por los múltiples asaltos que sufren en las diversas carreteras del país.

Esos asaltos no solo atentan contra el patrimonio de quienes han invertido su dinero para ganar dinero, desde luego, pero también para darle empleo a trabajadores del ramo que son quienes arriesgan su vida en el negocio del transporte de mercancías.

Lo malo, pero muy malo es que los conductores a cargo de esos tráileres, que son los transportes que trasladan víveres, en su gran mayoría, y otros insumos, se quedan días sin trabajar protegiendo, con espíritu de solidaridad, las pertenencias de quienes les dan empleo. Y arriesgando su vida…

Mientras en los mercados se siente la presencia del desabasto…

Lo pésimo es que con ese espíritu del cumplimiento del deber, pierden la existencia dejando en el desamparo a sus seres queridos, y en muchas ocasiones solo les heredan un lazo negro de recuerdo del individuo, que en cada caso, tiene nombre, corazón y sentimientos, y por amor a su familia toma ese trabajo tan ingrato que en muchas ocasiones los priva de disfrutar del crecimiento de sus hijos e hijas, de abrazarlos, de construirles un recuerdo plagado de amor, en vez de la ausencia brutal del protector de la familia que es asesinado a balazos, cuando no sufre la inmisericorde tortura de los criminales organizados.

Lo proterviano, es decir la maldad en grado sumo, porque hay obstinación en la perversidad, es que las autoridades que están para vigilar que haya paz en todos los rincones del país, estén dejando que las y los delincuentes “trabajen” con paz y tranquilidad, en espera de sus abrazos, que no balazos…

Mis dos lectores dirán si no es así, cuando en lo que va de esta administración federal, solo en el 2023 se hayan producido 30 mil 523 asesinatos. Si mis queridos par de seguidores no lo creen veamos lo que dice nada menos que la Coparmex, cuyo presidente José Medina Mora Icaza, según Forbes, estima que con 134 mil 594 homicidios, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En el sexenio de Enrique Peña Nieto se contabilizaron 89 mil 860 carpetas –investigaciones- por homicidios.

Un gobierno, cualquier autoridad, no puede evitar los homicidios, de eso no me cabe la menor duda, pero sí es obligación de las autoridades encontrar y castigar a las o los responsables de los homicidios, porque esa es su labor. Interesante sería saber a cuántos de esos criminales se les ha puesto detrás de las rejas.

Del dominio púbico es que las y los criminales, ahora operan a cielo abierto, e incluso cada día se tornan más audaces, porque cobran derecho de piso, es decir si tienes un negocio tienes que darle su “tajada o tajadita” al crimen organizado porque si no…

Caso más notorio, Cancún, por no decir todo Quintana Roo, en donde muchas personas ya abandonaron sus negocios, porque simplemente “no sale para pagar las altas cuotas que piden los delincuentes”.

Bueno, en eso de los abrazos y no balazos que se han llevado hasta el Limbo, o quizá a los 13 cielos, incluso a militares e integrantes de la Guardia Nacional, pos este humilde tundeteclados, no sabe que haya habido castigos a los autores, pero siempre estamos dispuestos a publicar los buenos resultados contra el crimen organizado.

Y lo haremos sin que nos impongan el: Silencio, que están durmiendo los nardos y las azucenas… con todo respeto para el inmortal Jibarito, Rafael Hernández Marín, -conste que no es grillo, o no lo era- autor de esa hermosísima canción, seguramente los criminales ya le cambiaron la letra por: silencio, que están durmiendo los soldados y judiciales…

Usted dirá…