No a la guerra, sí a la paz entre hermanos


Vía y cruces de los derechos humanos

Muchas guerras tiene en sus espaldas la humanidad, a lo largo de su historia.

Ninguna de ellas justifica la lucha a muerte entre pueblos hermanos y entre los hermanos mismos.

Jamás estará bien el quitarle la vida a ningún ser humano, aunque las leyes así lo determinen.

¿Sin embargo sabemos lo que es la guerra?

Veamos la definición de guerra, de acuerdo a la Real Academia Española, que se deriva de la palabra germánica werra, que significa pelea, discordia:

1. f. Desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias.

2. f. Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación.

3. f. pugna (oposición, rivalidad).

4. f. Lucha o combate, aunque sea en sentido moral.

5. f. Oposición de una cosa con otra.

Las acepciones 4 y 5, aunque no son mortales, pueden serlo cuando asesinan el alma, no solo en el seno de la sociedad, sino en el interior de nuestros hogares, cuando padre y madre no encuentran la manera de solucionar pacíficamente sus diferencias. O Cuando los progenitores se enfrentan a sus vástagos únicamente para hacerles saber quién manda y no quién tiene la razón.

Las otras tres acepciones podemos aplicarlas muy bien al horror que vive la población ucraniana, ante la desmedida exhibición del poder que tanto daño, tantas vidas ha quitado ya y que cobrará muchas más, amenazando, y muy seriamente, con convertirse en la tercera guerra mundial, que podría no solo diezmar a la población del orbe, sino incluso hacerla desaparecer de la faz de la tierra.

No es posible que la humanidad no haya aprendido las lecciones de la Primera Guerra Mundial de 1914 a 1918 y la más reciente, que no nos ha dejado olvidar los horrores cometidos en ella, contra la humanidad, de 1939 a 1945.

Tampoco podemos olvidar las peleas entre pueblos hermanos, conflictos regionales.

No es mi intención hacer un recuento de los horrores y permítaseme decirlo, la bestialidad del hombre contra el hombre, bestialidad que han tenido que pagar quienes menos culpa se tienen: La población civil, que como en el presente conflicto entre Rusia y Ucrania están pagando millones de personas que se han visto obligadas a dejar su hogar, su vida, sus esperanzas, para irse a refugiar a un mundo incierto, gracias a la brutalidad de la sinrazón de sus dirigentes políticos que al no poder imponer su pensamiento, su voluntad, buscan sembrar la muerte, la desesperanza.

De la Segunda Guerra Mundial se habla de entre 50 y 70 millones de víctimas, en esos tiempos se piensa que es el 2.5% de la población mundial.

Una tercera guerra mundial, sin ser catastrofista, pero dada la potencia de las armas actuales, bien podría ir más allá del 100% de la población y muy buena parte, sino es que también el 100% de la flora y la fauna.

Insisto no soy catastrofista, pero la posibilidad de una hecatombe está muy cercana en nuestro horizonte.

Para quienes creen en un poder supremo que va más allá de la maldad del hombre, no nos queda más que orar y hacer lo que en nuestras manos esté, para que la vía de los derechos humanos sea abandonada por las fuerzas del mal y de la sinrazón. Hagamos todo lo posible para que nuestra vía se alfombre con la paz y la justicia, para llegar finalmente al amor entre hermanos.