Comportémonos fraternalmente


Vía y cruces de los derechos humanos

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Arriba de estas líneas el bello, desde mi punto de vista, artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la cual nos ocupamos brevemente en una colaboración anterior.

En primer lugar, se reconoce la libertad, ese derecho humano tan importante como la vida. Seguidamente está la igualdad entre los seres humanos, hombres y mujeres, aunque hay algunas mentes obtusas que se sienten superiores a otras.

Y lo más importante es el reconocimiento de que todos tenemos dignidad y los mismos derechos. Seguidamente se hace alusión a nuestra capacidad de raciocinio y a nuestra conciencia, que eso le pertenece a cada persona para ser como quiere ser, sin que nadie deba decirle nada respecto a qué hacer o qué no hacer.

Todo ese hermoso bagaje que lleva encima el ser humano nos dice ese Artículo que debemos de compartirlo con las demás personas de manera fraternal y ese comportamiento debe de ser reciprocado por quienes así reciben nuestro tratamiento fraterno.

Clarifiquemos un poco la palabra fraternal que de acuerdo a la Real Academia Española fraternal es un adjetivo propio de hermanos, y seguidamente acota, da el ejemplo de: Amor, caridad fraternal, sentimientos hermosos entre hermanos, sin estipular sexo.

No obstante, el ideal del amor fraterno, es cuando los hermanos se apoyan, se alientan y ayudan para salir adelante en cualquier problema y se fomenta y crece el sentimiento filial, que es el sentimiento que tiene un padre hacia su hijo o hija, pero que entre hermanos podría dar nacimiento a una hermosa bella amistad que también nos definen como:  Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace –el afecto- y se fortalece con el trato.

Si tienes un amigo o amiga a quien puedes decirle hermano, hermana, es algo hermoso, pero será sublime cuando tengas un hermano al que puedas llamarle amigo y ambos se comporten como compañeros ejemplares…

Creo que es aterrador ver casos de hermanos que viven, como dicen por ahí, como perros y gatos, es decir como entes que no pueden convivir y están peleándose a cada rato o hermanos que se distancian cuando no están conformes con el reparto de la herencia que dejaron los “viejos”, en casos extremos o simplemente por las diferencias del día a día: A ti te quieren más que a mí, le compran más y mejores cosas a mi hermano, hermana, etc.

Y peor cuando entre hermanos de países vecinos se desatan guerras por ambiciones que conllevan dolor sufrimiento, acciones que pueden devenir en la muerte de alguno de los protagonistas.

Si observáramos estrictamente ese Artículo Primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos tendríamos un mundo mejor del que ahora hay.

Pero el respeto a ese Artículo no debe de ser sólo porque el ordenamiento así lo señala, sino que hay que sentirlo, hay que entenderlo y hacerlo nuestro, con nuestros mejores sentimientos y actitudes hacia los demás seres humanos.

Si logramos comportarnos así, ya no habría ninguna cruz en la vía, hasta ahora escabrosa de los derechos humanos. Hagamos nuestro mejor esfuerzo para ser mejores. Vale la pena…