Doña “Chabelita”


Mérida, Yucatán, 9 de septiembre de 2020 (Rafael Mis Cobá).- A sus 88 años de edad, doña “Chabelita”, como le llaman de cariño quienes la conocen, se gana la vida todos los días vendiendo en las calles de Mérida plantitas de ornato que ella misma cultiva en su casa.

Hasta antes de la pandemia del Coronavirus, doña Plácida Isabel Noh Pech tenía como sede los alrededores del mercado de Santiago, pero al cerrarse ese centro de abasto se vio obligada a trasladarse a un costado del Lucas de Gálvez, exactamente frente al “Chetumalito”, donde ocupa un pequeño espacio de la banqueta para pregonar su venta.

En plática con Mis-Noticias, dijo sentirse bien de salud en lo general y que su única molestia es su brazo derecho que se fracturó hace varios años cuando fue atropellada por un vehículo mientras cargaba un saco de papas que acudió a comprar a la Central de Abastos.

“Mis hijos ya están viejos”

–¡Ay papi, tengo 88 años y no me lo estas preguntando!, pero no tengo completo mi brazo; me atropellaron en Abastos cuando fui a buscar un saco de papas y otro de cebollas para vender y a pesar de que me lo cortaron en el Horán no quedó bien porque se quebró feo, relató.

Dijo que hace 10 años que murió su esposo y desde entonces se gana la vida sola, ya que aunque tiene varios hijos, “ya están viejos” y carecen de empleo.

–Sí tengo hijos papi, pero ya están viejos y no tienen trabajo y lo único que hacen es puro desyerbar para ganarse la vida, resaltó.

Explicó que ella vive en la colonia Xoclán, al Poniente de Mérida, aunque es originaria de la ex hacienda Tepich Carrillo, perteneciente al municipio de Kanasín.

Mi pueblo es una hacienda y no hay trabajo –continuó–, yo me gano la vida solita, pero lo bueno es que tengo amigos y amigas por todos lados, y como puedes ver, ahorita ya me regalaron unos plátanos y una  manzana, así que al rato que sienta hambre eso voy a comer.

Y en realidad, doña Plácida Isabel demostró que tiene amigos, pues precisamente cuando platicábamos con ella, más de dos personas pasaron y la saludaron con el grito de: ¡Chabelita!

–¿Ya ves que tengo amigos?, ay me saludaron ahorita, presumió, mientras sonreía tiernamente la mesticita.

Pies descalzos y en su banquillo

Con los pies descalzos y sentada en un pequeño banquillo, la ejemplar mujer comentó que todos los días sale a vender sus macetitas, aunque muchas veces nadie le compra, pero que no le preocupa porque cuando eso sucede sus amigos y amigas le regalan monedas de cinco o 10 pesos y con ello obtiene para comprar su comida y para pagar su consumo luz de su casa.

–Ahorita fui a comprar mi tortita y no me la cobraron, al contrario me regalaron un pedazo de queso, así que con eso que me ahorré voy a comprar mi refresco, observó.

Doña “Chabelita” también demostró que no le gusta perder el tiempo, pues mientras conversaba no desatendía su venta, de tal manera que a quienes pasaban cerca de ella o detenían su paso enseguida les ofrecía sus plantas “a 20 pesitos”.

–Esta matita se llama “Corona de cristo” y esta es “x’tesh”, a veinte pesitos cada una, aproveche mami, pregonaba.

Comentó que ella misma siembra y trasplanta sus matitas y presumió que tiene más de 200 en su casa y ante la incredulidad del reportero, lo invitó a que visitara su casa para comprobar lo que decía.

Lección de vida

Cuando se le preguntó cómo transporta su venta de su casa hasta el Chetumalito, señaló que en bolsas grandes y a veces en camión y a veces en taxi.

–Hoy pedí un taxi y me dijo que me cobraría 70 pesos, pero gracias a Dios al llegar acá me dijo: dame 20 pesos mami y ya.

Mientras otras personas se quejan de que la vida los trata mal, doña “Chabelita” nos da una lección de humildad, trabajo y amor a la vida.