Alcoholismo, mal que aqueja a un elevado porcentaje de la población yucateca


Mérida, Yucatán 15 de marzo de 2023.- El alcoholismo es un mal que padece un alto porcentaje de la derechohabiencia del ISSSTE en Yucatán, no respeta edad, sexo, estado civil, ideología, condición económica, ni capacitación, expuso Lilia Guadalupe Solís Farfán, Jefa del Departamento de Atención Medica del ISSSTE.

En ese marco, dio a conocer que la dependencia inició este año las acciones correspondientes para recomendar a los derechohabientes de las unidades y clínicas de salud de la institución a no caer en las redes de este mal que incluso puede causar la muerte.

Solís Farfán refirió que el alcoholismo es una enfermedad progresiva, crónica y degenerativa; los síntomas incluyen una fuerte necesidad de consumir alcohol a pesar de las consecuencias negativas que se sabe que produce su ingesta.

Explicó que la enfermedad del alcoholismo está caracterizada por daños físicos en todos los sistemas del organismo, siendo los más complicados los que se relacionan con el sistema cardiovascular, el sistema nervioso y el hígado.

Destacó que cuando el consumo de bebidas alcohólicas es exagerado o recurrente se produce tolerancia. Es decir, el organismo requiere una mayor dosis de alcohol para obtener las mismas sensaciones. Esta situación facilita la adicción, la cual es acompañada de grandes dificultades por detener el consumo cuando se empieza a beber.

Al suspender la utilización de alcohol, se desarrollan síntomas como náuseas, temblores y ansiedad.

“El alcohólico pierde el interés por lo que le rodea, lo cual puede ocasionar la pérdida de su empleo y de su familia”.

Dijo que los efectos del alcoholismo se presentan en una secuencia de etapas, siempre que el individuo continúe bebiendo de manera continua, los efectos en el organismo se darán de acuerdo con la cantidad y el tipo de bebida ingerida. Influirá también en el aumento del volumen del estómago, el peso corporal de la persona y las circunstancias en la que se bebe.

Comentó que las personas que consumen alcohol de primera instancia se ven relajados, son comunicativos, sociables y desinhibidos, debido a que el alcohol primero deprime los centros nerviosos que controlan la inhibición de los impulsos, por lo que la conducta se libera, el individuo parece alegre.

“La segunda instancia que identifica a las personas que consumen alcohol es que suelen tener cambios de conducta, son muy emocionales, tienen problemas de juicio y existe dificultad para la coordinación muscular, así como trastornos de la visión y del equilibrio”.

“El tercer síntoma es cuando el individuo presenta confusión mental, se tambalea al caminar, tiene visión doble, así como reacciones variables del comportamiento: pánico, agresividad y llanto. Por otra parte tiene serias dificultades para pronunciar adecuadamente las palabras y para comprender lo que se le dice”.

“Incapacidad para sostenerse en pie, vómitos, incontinencia de la orina, estupor, aproximación a la inconsciencia, ausencia de reflejos. Estado de coma que puede llevar a la muerte por parálisis respiratoria”.

Explicó que cuando una persona ingiere una copa, el 20% del alcohol presente en esa bebida es absorbido en forma inmediata a través de las paredes del estómago y pasa a la sangre. El otro 80% es procesado un poco más lentamente y también se absorbe, desde el intestino delgado, para circular en la sangre. Si la ingestión de bebidas alcohólicas se detiene o continúa en forma moderada, los niveles de alcohol en la sangre se mantendrán bajos, pues el hígado sano podrá metabolizarlas, con la ayuda de la eliminación del alcohol en la orina y el aliento.

Refirió que el abuso del alcohol se presenta cuando el bebedor llega a sentirse intoxicado y no puede cumplir con sus obligaciones o pone en peligro su vida y la de los demás al manejar, toma riesgos excesivos o presenta conductas violentas bajo los efectos del alcohol. Si estos episodios en los que se bebe en exceso se repiten con frecuencia, puede desarrollarse dependencia o alcoholismo.