Ixil, Yucatán, 2 de noviembre de 2021.- Cada primero de noviembre, desde muy temprano, cientos de familias yucatecas, particularmente en comunidades mayas, empiezan con los preparativos para el ritual del pib enterrado, manjar sagrado que una vez sacado del horno en tierra deberá ser colocado en los altares para alimentar a las ánimas de los seres queridos.

El pib es el elemento central del janal pixán (comida de ánimas) y es una tradición que se mantiene a lo largo de los años, aunque su elaboración y su receta original se han desvirtuado al paso del tiempo, pues actualmente su cocción se hace mayormente en hornos de estufas y de panaderías, en vez de enterrarse, además de que, en total falta de respeto a la costumbre ancestral, ahora se ofrecen pibes de queso de bola, de camarones, de pulpo, de relleno negro, de cochinita, y otras aberraciones.

Mis-Noticias documentó todo el proceso que se sigue para la elaboración del pib enterrado, lo más cercano a como lo hacían los abuelos y bisabuelos.
Desde las seis de la mañana, lo primero a realizar fue la excavación del hueco donde se colocarán los pibes, después se procedió a buscar los tercios de leña que servirán de combustible, las hojas de jabín que la darán un aroma especial y algunas pencas de henequén de donde se extraerá la fibra para amarrar la masa previamente envuelta con hojas de plátano y de huano.

Mientras los varones consiguen los insumos y preparan el horno en tierra, las mujeres se dan a la tarea de cocer la carne, moldear la masa, ponerle los condimentos, especias y demás secretos de la receta tradicional, hasta finalmente dejar listos los pibes, cuya forma normalmente es redonda, aunque hay quienes los hacen rectangulares para colocarlos en latas.

Vale la pena hacer notar que un día antes, las mujeres cuecen el maíz en la casa para disponer del nixtamal y después realizar la molienda para obtener la masa.

Después de prender la leña del horno se deja aproximadamente una hora y media hasta que se convierta en carbón ardiente. Inmediatamente después, se procede a meter los pibes, se les coloca una pequeña piedra plana (sin tun) encima de cada uno para que el cocimiento sea más parejo, se depositan las ramas y hojas de jabín, se ponen unas láminas y se tapa el hueco con tierra.

Después de dos horas y media de cocimiento, por fin se procede al desentierro para sacar los pibes y colocarlos en el altar y también en una mesa del patio o cocina, listos para que vivos y muertos disfruten del manjar sagrado.
