Deudas y corrupción deja el alcalde saliente de Kanasín


Kanasín, Yucatán, martes 31 de agosto Redacción Mis-Noticias).- El alcalde saliente de Kanasín, el priista William Pérez Cabrera, deja una gran herencia de deudas y todo tipo de problemas a su sucesor Edwin Bojórquez Ramírez, emanado del PAN.

Pérez Cabrera se va del Ayuntamiento con cuantiosos adeudos en servicios públicos, como la recolecta de basura y la energía eléctrica. Está documentada una falta de pago de seis millones de pesos a la empresa Sana y de trece millones a la Comisión Federal de Electricidad.

Estas obligaciones que nunca se cumplieron han afectado directamente a los ciudadanos, como por ejemplo los cortes de electricidad que afectaron los cárcamos de agua potable del municipio, dejando sin agua potable a miles de ciudadanos.

Los cortes igual dejaron a oscuras la comandancia de la policía municipal y el servicio de alumbrado publico. Con esto cientos de familias kanasinenses se han visto afectados al no tener luz en las calles y sin servicio de radiofrecuencia en la policía municipal.

Las deudas del priista igual incluyen cientos de laudos y de multas de incumplimiento impuestas por el Tribunal de Trabajadores al Servicio del Estado. Sumadas, estas superarían decenas de millones de pesos.

Además, la Comuna saliente no le pagó al DIF estatal más de medio millón en comidas que, sin embargo, sí cobró. También presenta un adeudo con el pago del Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR) de sus trabajadores, que, de nuevo, retuvo y nunca pagó a la hacienda federal.

Todo lo anterior está documentado.

Pérez Cabrera tiene otra deuda sustancial: con la transparencia. Su administración nunca rindió cuentas a la ciudadanía, incluso las más elementales, las que le marca la Ley, al grado que la Auditoría Superior del Estado solicitó se promuevan responsabilidades administrativas.

El contralor municipal de la administración saliente, que se supone debe velar por el buen uso de los recursos públicos, fue sancionado y removido de su cargo, por hacer todo lo contrario a lo que tenía que hacer.

Hay otros funcionarios municipales en la mira, entre ellos el tesorero y el director de obras públicas, denunciados por ocultar intereses en sus declaraciones patrimoniales: eran los apoderados de una empresa contratada para diversas obras y servicios.

El mal estado de las calles es evidente, y llega a niveles absurdos: en el parque principal hay un bache que ya tiene más de un año. La solución ha sido ponerle un cono naranja. Kanasín tampoco tiene con una red adecuada de pozos pluviales, lo que ocasiona inundaciones y deterioro de calles, y un deficiente alumbrado público.

La policía municipal ostenta el vergonzoso primer lugar en denuncias a violaciones de derechos humanos en el Estado. Sus agentes están mal capacitados y laboran en pésimas condiciones: ninguno de las veintidós casetas de vigilancia ubicadas en la ciudad está funcionando.

La burocracia municipal está completamente desmantelada y es inoperante: una gran parte de las direcciones municipales no tienen sede y no están prestando servicios, aunque sí tienen nómina, con trabajadores que desde hace meses no hacen nada.

Kanasín hasta el cuello de deudas. Sus habitantes no cuentan con servicios públicos dignos y viven inseguros. Se ha institucionalizado la corrupción y la administración pública, cuyo fin debe ser el servicio a los ciudadanos, es inexistente, aunque onerosa. Ese es el saldo de los tres años de la administración municipal encabezada por el priista William Pérez Cabrera.