Mérida, Yucatán, a 22 de agosto de 2022. “Princesa” y “Codzito”, los dos perritos que fueron rescatados en la zona arqueológica de Chichén Itzá el pasado 17 de junio ya fueron adoptados y vivirán en Mérida, por el rumbo de San Cristóbal.

Los canes seguirán juntos porque los adoptantes decidieron quedarse con la pareja, quienes a partir de ahora tendrán un espacio digno para vivir.
-Desde ahora son nuestros “perrhijos”, expresó con gran sentido de humor la señora Elda Cruz Marín, quien junto con su familia se hará cargo de los animalitos.
En este caso el proceso de adopción fue un poco tardado ya que los animales, luego que fueron atendidos en la veterinaria Planned Pethood, a cargo del MVZ Antonio Ríos Pérez, donde fueron esterilizados, desparasitados y vacunados, se vieron mal por el cambio de alimento.
-Estaban acostumbrados a comer prácticamente “basura” o animales de monte y por eso, cuando se les dio croquetas les dio diarrea -explicó Lourdes Durán, presidenta de Perpópolis, quien los tuvo a su cargo todo este tiempo.
Esto propició que sean llevados nuevamente a la Clínica Veterinaria donde incluso les hicieron varios estudios clínicos para descartar que sea parvovirus y en general para saber que propició la afectación en la salud. Finalmente, se determinó que eran los nervios y el cambio de alimentación ocasionó el malestar.
Hubo varias personas que ya los habían solicitado y que incluso ya habían aplicado para tenerlos, porque cumplían con las condiciones que piden tanto Perpópolis como Cinco Patas, las dos asociaciones que apoyan en esta tarea, pero se retractaron por los atrasos que ocasionó la atención a la salud de los animalitos.
Al respecto, el director general de Cultur, Mauricio Díaz Montalvo, explicó que esta iniciativa contempla el compromiso de dar a los perritos rescatados en óptimas condiciones de salud, no de trasladar problemas a sus nuevos dueños.
El funcionario recordó que la Operación Rescate Perritos de Kukulkán, tiene varios fines, además de dar una vida más digna a los canes, se busca cuidar a los turistas y a la zona arqueológica de posibles daños que podrían causar cuando se suben a las estructuras milenarias, incluyendo El Castillo.
Los adoptantes toman la responsabilidad de cuidarlos y de continuar con su esquema de vacunas y demás cuidados, para ello se da un seguimiento con apoyo de las asociaciones.