La muerte de Victoriano Huerta


Vía y cruces de los derechos humanos

El 13 de enero de 1916 falleció en el Hospital Providence de Fort Bliss, luego de estar preso en la cárcel militar de ese Condado de El Paso, Texas José Victoriano Huerta Márquez, debido a cirrosis hepática, al parecer ocasionada por su gran afición al alcohol.

Debido a su actuación en la vida política de México y a su trayectoria de traiciones y matanzas, se le conoce con los motes de El Usurpador, por su traición a Francisco I. Madero a quien mandó asesinar junto con José María Pino Suárez, bajo el pretexto de la “ley fuga”, según registra la historia. Su ferocidad contra sus enemigos también lo hizo ser conocido como El Chacal.

Alguien se preguntará ¿Qué tiene esto que ver con los derechos humanos? La respuesta es que todo, cuando una persona traiciona a su clase, a sus amigos, a quienes confían en él y por sobre todas las cosas a sus principios, a su propia sangre, se vuelve el prototipo de los antivalores, por encima de los valores que distinguen a los hombres de bien,

Huerta fue hijo de gente mestiza, nacido en Colotlán Jalisco, en 1845 e inició su educación en la escuela municipal dirigida por un sacerdote católico. A los 15 años lo invitó el general Donato Guerra a ser su secretario particular y éste le otorgó una beca para asistir al Colegio Militar.

Cuando el presidente Benito Juárez entregó reconocimientos en el Colegio diría de Huerta: “De los indios que se educan como usted la Patria espera mucho”.

Huerta fue implacable perseguidor de integrantes de los pueblos originarios (indios), yaquis de Sonora en 1900 y mayas de Quintana Roo y Yucatán, 1902. Su desempeño contra los indios y otras lindezas le ganaron la medalla al mérito militar y ser nombrado miembro de la Suprema Corte Militar. Por razones de salud estuvo de permiso militar en 1907. Luego de estallar la Revolución se reincorporó al ejército y fue el encargado de escoltar a Porfirio Díaz a Veracruz, para su salida de México. Luego se distinguió por su acoso a los zapatistas, cosa que hizo que Madero lo hiciera dimitir del ejército, pero tras la rebelión de Pascual Orozco, el Presidente lo puso de nuevo al mando de las tropas nacionales, hasta que Huerta fue visto como héroe nacional.

Sin embargo continuó su hostigamiento a las fuerzas que habían llevado a Madero al poder y estuvo a punto de fusilar a Francisco Villa, por haberle robado éste unos caballos.

La historia recoge lo sucedido en la decena trágica, y la debilidad del Presidente Madero, quien no creyó las acusaciones de traición por parte de Huerta.

Tras su ascenso a la presidencia de la República, luego de una serie de traiciones, la disolución del Congreso y el asesinato de diputados fue exiliado tras el triunfo del Ejército Constitucionalista.

Nuevamente su proclividad a la traición, la intriga, lo hizo aliarse con Alemania, durante la Primera Guerra Mundial para intentar regresar al poder y ayudar a este país en su lucha contra Estados Unidos. Descubierta su conspiración fue hecho prisionero.

Vidas y luchas por los derechos humanos, truncadas por la amargura que hay que sorber en la vía y las cruces de las prerrogativas fundamentales.