El T’alkú de la Tía Juana


La enterrada del Pib

(Porque recordar es volver a vivir y si es con sentido del humor y picardía mucho mejor, reproduzco a continuación este artículo sobre nuestra tradicional celebración que publiqué el 2 de noviembre del 2016)

Mérida, Yucatán, 31 de octubre de 2020. (Por Rafael Mis Cobá).-Para conservar las tradiciones de sus antepasados, el sobrino cabezón viajó desde muy temprano hasta Chikindzonot para ayudar a su amada tía Juana a preparar los pibes y celebrar la ceremonia de los altares del Hanal Pixán.

Grata sorpresa se llevó el sobrinín al arribar al poblado y encontrar a la hermosa mujer mestiza contemplando el alba desde su ventana, al mismo tiempo escuchar el trinar de los chinchimbacales que revoloteaban en las ramas de un añejo árbol de ciricote.

El agradable aroma de “xc’anlol” que brotaba en cada poro de la piel de la “t’int’inki” hembra maya, completaron un amanecer perfecto que resultó ser el mejor recibimiento que pudo haber tenido el cabeza de “lec”.

—¡Tía Juanita!, estás más linda que las flores que adornan tu jardín, gritó inspirado y emocionado el travieso sobrino tan pronto divisó a la musa del tío Chupi.

—No seas “let’z” sobrino y apúrate para empezar a trabajar antes que caliente el Sol.

—No te preocupes, tía, compré mi bronceador para proteger mi piel de los intensos rayos solares.

—“Uay” sobrino, “masi” eres “chan” metrosexual como algunos funcionarios del Ayuntamiento que hasta cosméticos compraron con cargo al erario público.

—No confundas tía, el bronceador no es un cosmético, es un protector.

—Sobrino, protector es el que debe buscar Peña Nieto para no regarla cada vez que habla.

—Por cierto, tía, sabías que ante el éxito que tuvo su famosa frase de joder, va a cambiar el nombre de su programa Mover a México.

—¿Y cómo se llamará ahora?

—Pues, obvio, tía: “Joder a México”.

—Deja de joder sobrino y mejor apúrate para los preparativos del pib.

—No te desesperes tiíta, que estoy listo para escarbar el hueco y enterrar el pollo con su masita.

—Se llaman pibes, sobrino, pibes.

—Es lo mismo tía, acuérdate que también le llaman “mucbil pollo”, o lo que es lo mismo, pollo enterrado o el pollo que se entierra.

—“Uay” sobrino, es cierto, al paso del tiempo la gente le cambia de nombre a las cosas y también las formas de festejar.

—Así es tía, ahora el Ayuntamiento disfraza a las mestizas y mestizos de esqueletos y calaveras y eso no formaba parte de la tradición.

—Se ha llegado a la exageración sobrino, al grado de que ahora hay quienes hacen pibes de queso de bola, de chicharrón, de camarones y de huevo.

—¡Agarraste la onda, tía!

—No empieces con tus majaderías “mejenkisín” que te caigo a “uasc’opes”.

—No mal entiendas, tiíta, me refiero a que comprendiste perfectamente que se han desvirtuado las tradiciones y sólo falta ahora que, en lugar de los rezos, las nuevas generaciones los sustituyan por música de banda, electrónica, hip hop y hasta de los Angeles Azules.

—Tienes razón sobrino, así que mejor olvídate de esas cosas y ayuda a tu tío Chupi a cortar la leña, las hojas de jabín, las hojas de plátanos y también a recoger las piedras para cocer los pibes.

—Con gusto tía, porque después viene lo mejor.

—¿Comerlos?

—No. Meterlo al hueco.

—Te voy a “uascopear” sobrino. Hablo en serio.

—Tía, es que meterlo al hueco es lo más lindo y excitante que puede existir.

—¿Y por qué, sobrino?

—Por lo profundo del agujero y lo caliente de la leña.

—“Uay” sobrino, ¿y no te da miedo?

—No tiíta, porque el pollito y la masita hay que introducirlos lentamente y con cuidado.

—¿Para que tenga buena cocción el pib?

—Para que esté en su punto y chupes hasta los huesitos.

—“Uaaayy” sobrino, “macachí”, que ya se me hizo agua la boca.

Ante tanta emoción y apetito que despertó en la tía el detallado proceso para enterrar el producto, el cabezón sobrino aceleró su preparación a fin de que la Eva del Mayab pudiera disfrutar en el menor tiempo posible del rico manjar.