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El caso del niño Iker

Lo bueno… Lo malo…

Malo, muy malo, pésimo que mis glándulas lagrimales estén secas y ya no puedan verter ese líquido salino que en veces reconforta el alma y en ocasiones remata al espíritu.

Esta columneja, como lo están, creo, mis dos lectores, se ha visto conmocionada por el caso del niño Iker, se dice que de origen chiapaneco y que se ganaba la vida, con el riesgo de encontrar la muerte, como finalmente sucedió, en las calles meridanas, haciendo malabares en la vía pública, y sorteando a la insensible Parca entre los cientos de automóviles que pasan junto a él, ellos y ellas, para obtener unas monedas que, según parece iban a parar a manos de la mafia organizada que cae en el delito de trata de personas. ¿Algún policía se preguntará: qué es ese delito?

Quisiera dejar una gota de sentimiento por ese niño que como tantos otros, no solo en Yucatán, sino quizá en otras partes del país, son víctimas no solo de la miseria, sino de los miserables que se dedican a explotarlos, incluida la pederastia, como ya lo hemos atestiguada por años, porque la presencia de esos niños y mujeres no es nada nuevo… No puedo verter ni una gota de agua salada por mis ojos, porque los 30 galones, convertidos a litros da 113.56, que deben producir mis lagrimales al año, ya están superados ante tanta miseria de los funcionarios públicos encargados de hacer cumplir la ley.

Una lujosa camioneta blanca, se dice que propiedad de una empresa, conducida por una mujer, que se dio a la fuga después de los hechos, abandonando a su víctima, como si no se tratara de un ser humano, fue el instrumento que acabó con la vida de ese niño, en la calle 1H de la colonia México, en la Avenida Líbano, en la fatídica fecha del día 13.

Y entonces se sacudió el avispero legal.

Aparecieron las fuerzas del orden, lujoso equipo,luces, gritos, pitos y sirenas, y organizaciones de la sociedad civil y demás que recordaron que tienen injerencia en este triste asunto.

De nuevo las glándulas lagrimales se niegan a humedecer, con su salino producto, el dolor, la indignación que ocasiona el que se cumpla el adagio, sin que esto se relacione de ninguna manera con el caso Iker, o ¿tal vez sí?: muerto el niño, a tapar el pozo.

Y entonces órale, intensos operativos, movimientos por aquí y por acullá y a la luz de los reflectores de alta intensidad se dice rimbombantemente, de acuerdo al comunicado que reproduce Mis-Noticias: Mérida, 22 de junio de 2023.-Policías investigadores de la Secretaría de Seguridad Pública en coordinación con la Fiscalía General del Estado, aprehendieron en Mérida a Domingo D. G., de 42 años de edad.

El sujeto fue detenido por la Policía Estatal el lunes pasado durante un operativo contra la explotación laboral infantil y trata de personas, en el cual fueron rescatados 20 menores de origen chiapaneco.

De las investigaciones policiales -¿? Cuáles, pregunto-  se supo que Domingo D. G. tenía una orden de aprehensión vigente en esa entidad por el delito de privación ilegal de la libertad en su modalidad de plagio o secuestro, de la cual había logrado evadirse desde el año 2001.

Los agentes y fiscales investigadores de Yucatán, en colaboración con las autoridades de Chiapas, ejecutaron el mandamiento judicial y se los entregaron a fin de que se continúe el proceso penal en su contra.

Creo que es inútil seguir con lo que ya conocen mis dos lectores, a quienes agradezco su lealtad y paciencia.

Tengo que aclararles el que esta columneja no tenga más líquido salino para derramar y esto es que por todas partes veo a funcionarios venales, que solo piensan en las próximas elecciones, los movimientos sindicales, la jugosa quincena y NO atienden adecuadamente a quienes acuden ante ellos. NO CUMPLEN con su trabajo. Una clara muestra de eso es el caso de nuestros hermanos chiapanecos, que a plena luz y en las narices de la policía, cuyos motociclistas, camionetas y demás equipo quesque para la seguridad pública et. etc. y más etecés NO REALIZAN adecuadamente sus labores, pasan junto a ellos y… Desde hace muchos años está presente en nosotros el caso de la explotación infantil. Y la ¿Trata de personas?

Y ahora un comunicado oficial exhorta a la comunidad a “denunciar estos hechos”. A falta de lágrimas mejor gggg…

¿Qué se ha hecho al respecto?

Nada y a quien quiera rebatir eso les dejamos las puertas abiertas para aclararlo y les ponemos en sus narices la explotación laboral de chiapanecos y chiapanecas y demás indocumentados que andan por nuestro Estado. El delito de trata de personas. ¿Lo conocerán esos, dizque funcionarios?

Esta columneja insiste en verter lágrimas, pero desde hace ya muchos años no hay producto que derramar, los lagrimales están secos a causa de esas autoridades venales que lógicamente NO cumplen con su labor y a buen seguro que desconocen el cúmulo de leyes, nacionales internacionales y locales que protegen los derechos de niños y niñas.

Y TODOS los días son testigos de niños en edad escolar pidiendo limosna en las calles.

No, no hay lágrimas para verter.