Amor y comprensión, enseñanzas de la Semana Santa


Vía y cruces de los derechos humanos

El día dos de este naciente abril los seguidores de Jesucristo conmemoramos el Viernes Santo, fecha inolvidable para tirios o troyanos, e incluso para no católicos.

En colaboración anterior hablé de la injusticia de que un hombre bueno haya sido eliminado brutalmente, con torturas y tratos que dejaron a quienes aplicaron esa muerte o pidieron sea aplicada   al punto de exhibir su inhumanidad rayana en la bestialidad.

Hoy hablaré un poco de lo que es considerada la Semana Santa que se inicia con el domingo de ramos, día de la entrada triunfal de Jesús de Nazaret a Jerusalén, montando un humilde borrico: El rey de reyes mostrando humildad, sabedor del destino que le esperaba.

La Semana Santa termina con el Domingo de Pascua o de resurrección o Domingo de Gloria.

La fecha de esta conmemoración es variable. La explicación es que cada año el día 15 del mes de Nisán los hebreos celebran la pascua o Pésaj, que empieza con la primera luna llena de primavera y recuerda la libertad de los hebreos y su salida de la esclavitud egipcia. Las fases de la luna determinan la celebración de las ceremonias religiosas judías.

La Iglesia Católica sigue esta fecha porque los evangelios señalan que fue en el Pésaj cuando Jesús se reunió con sus discípulos para la Última Cena y recordar la salida de Egipto. Por eso la Semana Santa cambia de día, para poder coincidir con la luna llena.

La diferencia es que en la Pascua cristina se festeja la resurrección de Jesucristo, tras el martirio que lo llevó a la muerte, ante la intolerancia y la incomprensión hacia un hombre que propugnaba el amor y una vida ejemplar para alcanzar la gloria que ofrece el Padre.

El mundo requiere de mejores personas, sobre todo de las que dirigen los destinos de un pueblo, una comunidad, pero eso si usted me lo permite, diré que debe de iniciar en el seno de nuestros propios hogares, en donde madres y padres deben de educar a sus hijos no solo con amor que eso es indudable que los padres se lo dan a sus vástagos, sino con el menor asomo de violencia, el autoritarismo que tanto daño hace cuando no somos empáticos con los demás y cuando no comprendemos el daño que le hacemos a una niña o un niño cuando pretendemos enseñarles cosas positivas a través de la violencia o la discriminación.

El resultado en tales circunstancias es que los niños que son maltratados así, entenderán que la violencia y el autoritarismo son la vía expedita hacia la obediencia que nos deben los demás y es ahí cuando reproducen, replican la violencia no solo en su vida cotidiana, sino que a su vez las usarán en contra de sus propios hijos so pretexto de educarlos.

Las actitudes negativas o los antivalores nada tienen que hacer en la vida de las personas que lo único que pretenden es vivir en paz y procurar una vida tranquila y de respeto para quienes rodean a estas personas que se apoyan en los valores y le dan la espalda a los antivalores, las cosas negativas que rodean nuestra existencia.

Seamos empáticos, solidarios y no hagamos recorrer a otros el viacrucis que a Jesucristo hicieron transitar, hasta su muerte la violencia, la intolerancia y las barbaridades que se anidan en el corazón de algunos seres humanos, paradójicamente porque Él quería hacerlos vivir el amor sincero hacia sus seres amados y ser ejemplo positivo para el resto de la humanidad.