Mérida, 21 de abril de 2022. Los suicidios se han convertido en un grave problema de salud mental tras la pandemia de COVID-19, pues en los últimos meses hemos notado un incremento de estos casos, señaló la Psicóloga Nelly Patricia Morales Murguía, encargada en prevención y atención de la violencia familiar y de género en la Clínica-Hospital Mérida de APP del ISSSTE.

Resaltó que esta tendencia no respeta edad, sexo, ni condición social e hizo notar que el año pasado se registraron 246 suicidios en Yucatán, lo que representa la cifra más alta contabilizada en la última década.
Dijo que es de suma importancia estar muy atentos a las señales que nos dan nuestros seres queridos ya que actualmente se están incrementando los casos de ansiedad y de depresión; ambos casos representan un grave problema de salud mental que en muchos casos desencadena o se asocian con los intentos de suicidios.
“Debemos de tener especial cuidado con nuestra familia y en especial con los jóvenes ya que los suicidios o intentos de estos han aumentado significativamente en esta población durante la pandemia del COVID 19, es algo que ya se veía venir como un efecto a largo plazo de la pandemia ya que por naturaleza el ser humano es sociable”, acotó.
Expuso que a los adolescentes en esta etapa les afecta significativamente por el proceso de aislamiento al dejar de ver a sus amigos, la convivencia social, dejar de acudir a la escuela de manera presencial y realizar actividades extraescolares.
En estos tiempos del COVID-19 –continuó–, podemos observar que se han incrementado el número de casos de suicidios principalmente en personas jóvenes, generando una mortalidad ocasionada no de manera natural si no por suicidio y esto está ocurriendo entre la población de 15 y 29 años de edad.
“Como padres no debemos de minimizar sus problemas y hay que procurar estar atentos y escuchar sus miedos, inquietudes, vigilar y monitorear sus gestos actitudes, palabras, conductas, fomentar que tenga una buena calidad de sueño y pensamientos positivos ya que lo que para un adulto podría ser un problema sin importancia, una exageración a los adolescentes les afecta seriamente”.
Explicó que el suicidio no es un acto irracional o instantáneo, generalmente conlleva un plan previo donde la persona valoró las opciones frente a su desesperación, por lo que las llamadas de auxilio o los signos de ideación suicida o bien de intento suicida deben ser prontamente atendidos y no desvalorados, pues en estas señales se encuentra la posibilidad de actuar con eficacia en la prevención del suicidio.
“Los estigmas sociales o prejuicios solo aumentan las posibilidades de cometer el acto suicida, por lo que se debe de tener en cuenta que el suicido no es un acto individual con consecuencias individuales, sino que repercute en los demás y, por ende, es un acto social que debe llevar a preguntarse como sociedad y familia ¿qué hicimos o no hicimos para que una persona se suicidara? ¿La escuchamos?, ¿la canalizamos como personal de salud a un especialista en salud mental? y como familiar ¿estuvimos atentos a los signos de alarma?”.
“Todos estamos expuestos a padecer de ansiedad y depresión en algún momento de nuestras vidas pero solo en algunos casos esta puede convertirse poco a poco en una ideación suicida que termine en un suicidio”, apuntó.
Observó que es muy importante recalcar que no todas las personas que estén pasado por una depresión lo demuestran, incluso algunas ríen, se ven felices y tratan de ocultar sus problemas para que nadie se dé cuenta de ellos, esto lo hacen por miedo a ser juzgados e incomprendidos.
Morales Murguía mencionó que se ha visto que en un porcentaje alto que el pensamiento o ideación suicida lo han comunicado anteriormente a algún familiar, amigo o compañero de trabajo, “pero estos no le toman la importancia suficiente y es vital tomar en serio este tipo de amenazas y terminar con el mito que las personas que amenazan con quitarse la vida finalmente no lo harán ya que hay estudios que sugieren lo contrario”.
Por este motivo y como parte integral del programa de salud mental el ISSSTE aplica diferentes acciones para realizar un trabajo multidisciplinario dirigido a las personas más vulnerables con mayor riesgo de sufrir depresión ya que como Instituto de salud tenemos el deber y el compromiso de procurar una salud mental óptima.
Para prevenir estos padecimientos de ansiedad y depresión –continuó–, es importante adoptar hábitos de vida saludable como realizar una actividad física, retomar pasatiempos y fortalecer nuestras redes de apoyo ya que sin salud mental no hay bienestar físico y acudir al área de psicología del ISSSTE cuando se tenga algún síntoma como tristeza, trastornos del sueño, trastornos en el apetito, nivel de energía, disminución marcada de interés, sentimientos de minusvalía y pensamientos recurrentes de muerte.












