Todo iba de maravilla para la delegación de 15 reporteros, fotógrafos y camarógrafos que cubrieron la inauguración de la Semana Yucatán en México, el pasado 3 de octubre, hasta que el copiloto de la nave de retorno a Mérida informó a los pasajeros que el vuelo demoraría “un rato” por un inesperado y urgente mantenimiento técnico del avión que estaba a punto de despegar.
Pasaron 15, 20, 45 minutos, una hora, y nada. El calor se volvía más sofocante al interior de la repleta aeronave debido a que el aire acondicionado no funcionaba, así como tampoco los baños, lo que comenzó a desesperar a los pasajeros, aunque no hubo protestas y prácticamente todos siguieron soportando el bochorno y aguantándose las ganas de ir a “uixar” o a desalojar parte de la cena.
El vuelo de Aeroméxico estaba programado para las 9 de la noche con 50 minutos y todo parecía marchar en orden. Los pasajeros llegaron a tiempo a la Terminal 2 y comenzaron a abordar el Boeing 737. La directora de Comunicación Social, Wendy Aguayo, y su auxiliar, Candelario Robles, iban al frente de la delegación de comunicadores, quienes minutos antes habían disfrutado de una suculenta cena en el restaurante Chili’s del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
El tiempo siguió su curso con el calor cada vez más intenso al interior de la aeronave y fue hasta después de una hora con 15 minutos, es decir, a las 11: 05 pm, cuando por fin hubo un aviso de que en 15 minutos despegaría el avión, pero solo fue un falso llamado ya que no se cumplió con lo prometido. Ya cerca de la medianoche regresó la esperanza, pero con dos noticias: La buena, que el mantenimiento había concluido con éxito, y la mala, que la nave no podía despegar porque se empalmó el cambio de turno del personal y había que esperar se cumpliera ese protocolo. Por fin, el vuelo se concretó a las 12 de la noche con 10 minutos.
El día había comenzado bien pues la delegación arribó a las 9:30 de la mañana y qué mejor que un desayuno-almuerzo en un restaurante cercano al Palacio de los Deportes, sede de la exposición yucateca, para después, con el estómago lleno, comenzar las cobertura del evento que fue inaugurado por el gobernador Joaquín Díaz Mena, quien por cierto, viajó en el mismo avión que los comunicadores. Además, para que hubiera “mayor motivación” y siguiendo la tradición palaciega en este tipo de eventos, Wendy y Candelario entregaron a cada miembro de la delegación el respectivo sobre de viáticos con tres mil y cinco mil pesos, según la cercanía, amistad o compromiso personal con cada comunicador.
Tras el incidente, por fin, a las dos de la madrugada del pasado 4 de octubre la nave aterrizó en el aeropuerto internacional de Mérida con todos sus pasajeros sanos y salvos, aunque la mayoría con una buena dosis de aburrimiento y con el deseo de llegar a sus hogares por la demora de casi tres horas “atrapados” en el Boeing 737.
La delegación estuvo conformada por representantes de las radioemisoras Exa, IMER 92.9; Sipse Televisión, los portales digitales, Desde el Balcón, Reporteros Hoy, El Cronista, y Yucatán Ahora, así como tres miembros de la Unidad de Comunicación Social, además de Wendy y Candelario, quienes fueron los responsables del grupo.















