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¡Santa Claus y El Grinch se agarraron a golpes

Lo bueno… Lo malo…

Por Mariano Quintal Yam

¡Santa Claus y El Grinch se agarraron a golpes en la Plaza de la Patria, allá en Aguascalientes!

No, no es ningún invento. Lo malo de este asunto es que según publica El Sol del Centro, el pasado 19 de este agonizante mes de diciembre, el triste episodio se dio porque dos sujetos que caracterizan a estos personajes navideños se disputaban el lugar, claro, cada uno cobraba 100 pesos por foto a las y los visitantes, y como la competencia está dura, dirían por ahí, como buenos diputados, pos ni modo, a lo que te truje Chencha y ambos se dejaron los ojos rojos, verdes y moreteados y no como parte de su disfraz, o de luces navideñas, que conste.

Además de eso ambos gandules, ni tienen patente de legisladores, por aquello de que éstos terminan no solo a las mentadas de madre, como en triste episodio allá en la Cámara Legislativa en donde uno le dijo al otro te rompo la… y el otro ripostó: ya vas Barrabás. Esta no fue la respuesta, pero la intención sí.

Nada más que al Barrabás de los inicios de la era cristiana lo superaron los legisladores morados, verdes o del color que usted quiera, que al parecer no se ocupan más que de sus propias cosas, sin legislar en favor del pueblo “noble y bueno” y obnubilados por la billetiza que ya recibieron de su aguinaldo, con su jugosa dieta.

Mientras muchos trabajadores fueron despedidos este año, sin sus prerrogativas legales que ampara la Ley Federal del Trabajo y no tendrán ni para un mendrugo de pan para sí y para sus seres queridos…

Gobernantes van, gobernantes vienen y son muy pocos los que pueden presumir –la humildad no se presume- de haber cumplido con su obligación de hacer algo positivo por quienes se tomaron la molestia de encumbrarlos en el poder –para el cual a leguas se nota que no estaban preparados, ni mucho menos tenían la intención de servir a nadie más que a sí mismos.

En este contexto este tundeteclas le quiere reconocer a nuestro flamante Gobernador del Estado que haya dejado su impronta con lo que hasta donde se sabe ningún gobernador de nuestra historia había hecho: una visita al penal del Estado, o mejor dicho Centro de Readaptación Social, cuyo objetivo, desde luengos años ya, es lograr que aquellas personas con errores sociales que los hicieron caer en la cárcel, salgan del castigo que nuestra sociedad democrática, mediante las leyes, les ha impuesto, para servir honradamente a la sociedad a la cual ofendieron. No olvidemos que esas personas -hombres o mujeres- tienen familia y seres amados que esperan pacientes, esperanzados, su retorno al hogar y a las buenas maneras – costumbres.

Mis-Noticias publica esa información.

Pero este asuntito, la visita al CERESO, que puede ser asuntote, si esto trasciende para atender los asuntos del Estado, hacia todos los rincones del mismo, para ayudar, no perseguir por perseguir, que al fin y al cabo la fuerza del Estado sería suficiente para poner en el lugar correcto a quienes tengan malas conductas, que los lleven a delinquir, trátese de quien se trate. Así sea integrantes de cárteles que ya asoman las narices –y sus armas- por Yucatán…

Hay que recordar que estos tiempos de la Natividad son de reflexión, casi universal, porque hubo un Hombre Bueno que nació humilde y murió como el peor de los delincuentes, pregonando el amor entre la humanidad y eso es lo que creo celebran los creyentes en la doctrina de Cristo: el amor entre semejantes. Otras religiones con sus respetables variantes creen en lo mismo. Respeto y tolerancia para todos…

A Joaquín Díaz Mena, le deseo con sinceridad que todas y todos sus funcionarios, cada uno de ellos, haga lo que tiene que hacer en beneficio de la sociedad yucateca y no en beneficio de los bolsillos de esos malos funcionarios y el “lustre” para sus carreras políticas. O para darle de bofetones a sus compañeros…

Ojalá aprendan a trabajar en equipo, sin olvidar que como funcionarios públicos solo pueden –y deben- de hacer lo que la ley les permite…

Como seres humanos que pueden ser, la columneja les desea la mejor de las navidades, un próspero año 2025 y la suficiente nobleza de corazón para albergar los valores de la humildad, la empatía, la solidaridad, la tolerancia y el respeto…

Para mis dos lectores y la sociedad yucateca, pido que el venidero año les haga disfrutar de auténticos servidores y servidoras de la sociedad y no de caricaturas del humanismo al servicio del becerro de oro, para que la paz y la felicidad se aposenten en los hogares de todas y todos.